Tiempo después, mientras los israelitas todavía estaban en el desierto, Coré, Datán, Abiram y otros 250 hombres se rebelaron contra Moisés. Le dijeron: “¡Ya estamos cansados de ustedes! ¿Por qué tienes que ser tú nuestro líder? ¿Y por qué tiene que ser Aarón el sumo sacerdote? Jehová no solo está contigo y con Aarón, también está con todos nosotros”. A Jehová no le gustó que dijeran eso pues sintió que se estaban rebelando contra él.
Moisés les dijo a Coré y a los que estaban con él: “Vengan al tabernáculo mañana y traigan sus braserillos llenos de incienso. Jehová nos mostrará a quién eligió”.
Al día siguiente, Coré y los 250 hombres fueron a reunirse con Moisés en el tabernáculo. Allí empezaron a quemar incienso como si fueran sacerdotes. Entonces Jehová les dijo a Moisés y a Aarón: “Apártense de Coré y sus hombres”.
Coré había ido al tabernáculo adonde estaba Moisés, pero Datán, Abiram y sus familias no habían querido ir. Jehová les dijo a los israelitas: “Aléjense de las tiendas de Coré, Datán y Abiram”. Los israelitas se apartaron enseguida. Datán, Abiram y sus familias se quedaron de pie fuera de sus tiendas. De repente, el suelo se abrió y se tragó a los rebeldes. Y en el tabernáculo un fuego bajó del cielo y destruyó a Coré y a los 250 hombres.
Luego, Jehová le dijo a Moisés: “Que los líderes de todas las tribus traigan sus bastones. Escribe el nombre de cada líder sobre su bastón. Pero, en el de la tribu de Leví, escribe el nombre de Aarón. Pon todos los bastones dentro del tabernáculo. En el bastón del hombre que yo elija, nacerán flores”.
Al otro día, Moisés sacó todos los bastones y se los mostró a los líderes. Al bastón de Aarón le estaban creciendo flores, y tenía almendras maduras. Así Jehová dejó claro que había elegido a Aarón para ser el sumo sacerdote.
“Sean obedientes y sumisos a los que los dirigen” (Hebreos 13:17).