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YEMBOE 45

TAIRARI 138 Los cabellos blancos, una hermosa corona

Mbae pa yandemboe yemboarakuaa omee vae kuimbae jupi vae reta

Mbae pa yandemboe yemboarakuaa omee vae kuimbae jupi vae reta

“Ndechi reta güɨnoi arakuaa; ɨma oiko vae iyarakuaa” (JOB 12:12).

TEMA

Obedecer a Jehová produce bendiciones ahora y vida eterna en el futuro.

1. ¿Maera pa ipuere jeta yandemboe okuakuaa vae reta?

 TODOS necesitamos guía para tomar decisiones importantes en la vida. Los ancianos y otros cristianos maduros pueden ayudarnos mucho en ese sentido. Aun si fueran mucho mayores que nosotros, no deberíamos pasar por alto automáticamente sus consejos pensando que son anticuados. Jehová quiere que aprendamos de los mayores. Ellos han tenido más tiempo que nosotros para adquirir experiencia, entendimiento y sabiduría (Job 12:12).

2. ¿Mbae pa yayemboeta añave?

2 En tiempos bíblicos, Jehová usó a hombres mayores fieles para animar y guiar a su pueblo. Pensemos, por ejemplo, en Moisés, David y el apóstol Juan. Ellos vivieron en distintas épocas, y sus circunstancias fueron muy diferentes. Al acercarse al final de su vida, les dieron sabios consejos a los más jóvenes. Estos tres hombres mayores fieles resaltaron la importancia de obedecer a Dios. Jehová se aseguró de que sus sabias palabras quedaran registradas para nosotros. Seamos jóvenes o mayores, todos podemos beneficiarnos de sus consejos (Rom. 15:4; 2 Tim. 3:16). En este artículo analizaremos las palabras de despedida de estos tres hombres mayores y las lecciones que aprendemos de lo que ellos dijeron.

“PEIKO PUKU VAERÄ”

3. ¿Kërai pa Jehová oiporu Moisés?

3 Moisés sirvió fielmente a Jehová durante toda su vida. Fue profeta, juez, historiador y comandante. Está claro que tenía experiencia en muchos campos de la vida. Dirigió a la nación de Israel cuando fue liberada de la esclavitud en Egipto y fue testigo presencial de muchos de los milagros de Jehová. Dios lo usó para escribir los primeros cinco libros de la Biblia, el Salmo 90 y quizás el Salmo 91. También es probable que escribiera el libro de Job.

4. ¿Kia reta pe pa omokɨ̈reɨ Moisés, jare maera pa?

4 Poco antes de morir a la edad de 120 años, Moisés reunió a todos los israelitas para recordarles las cosas que habían visto y experimentado. Algunos de ellos habían visto en su juventud los milagros realizados por Jehová y cómo él había castigado a los egipcios (Éx. 7:3, 4). Habían caminado entre los muros de agua del mar Rojo y habían presenciado la derrota del ejército del faraón (Éx. 14:29-31). Ya en el desierto, habían sentido la protección y el cuidado de Jehová (Deut. 8:3, 4). Y, cuando la nación estaba a punto de entrar en la Tierra Prometida, Moisés aprovechó su última oportunidad para animar al pueblo. a

5. Taɨkue ete Moisés iñee pe, ¿mbae pa jei kërai ipuere oiko kuri israelita reta? (Deuteronomio 30:19, 20).

5 ¿Qué les dijo Moisés? (Lea Deuteronomio 30:19, 20). La nación de Israel tenía por delante un maravilloso futuro. Con la bendición de Jehová, podrían vivir por mucho tiempo en la tierra que él les había prometido. ¡Y cómo era esa tierra! ¡Hermosa y fructífera! Moisés se la describió así a la nación: “Una tierra con ciudades grandes y buenas que tú no construiste, casas llenas de toda clase de cosas buenas por las que no trabajaste, cisternas que no excavaste y viñas y olivares que no plantaste” (Deut. 6:10, 11).

6. ¿Maera pa Tumpa omaeño ïru tëta guasu reta omoamɨri israelita reta?

6 Pero Moisés también les hizo una advertencia a los israelitas. Si querían seguir viviendo en esa hermosa tierra, tenían que obedecer los mandamientos de Jehová. Moisés los animó a “escoger la vida” escuchando a Jehová y “aferrándose a él”. Sin embargo, los israelitas no obedecieron a Jehová. Así que, con el tiempo, Dios permitió que los asirios y luego los babilonios los conquistaran y se los llevaran al exilio (2 Rey. 17:6-8, 13, 14; 2 Crón. 36:15-17, 20).

7. ¿Mbae pa yayemboe Moisés iñee reta güi? (Emae vi imagen reta).

7 ¿Cuál es la lección para nosotros? La obediencia resulta en vida. Así como los israelitas estaban a las puertas de la Tierra Prometida, nosotros estamos a punto de entrar en el nuevo mundo que Dios ha prometido. Allí veremos la Tierra convertida en un paraíso (Is. 35:1; Luc. 23:43). El Diablo y sus demonios ya no estarán (Apoc. 20:2, 3). Nunca más la religión falsa alejará a la gente de Jehová (Apoc. 17:16). Tampoco habrá gobernantes humanos que opriman a la gente (Apoc. 19:19, 20). Y en ese Paraíso no habrá lugar para los rebeldes (Sal. 37:10, 11). Todo el mundo obedecerá las justas leyes de Jehová, que fomentan la unidad y la paz. Como resultado, el amor y la confianza reinarán entre todos (Is. 11:9). ¡Qué maravillosa perspectiva! Más aún, si obedecemos a Jehová, podremos seguir viviendo en esta Tierra paradisiaca no solo por cientos de años, sino por toda la eternidad (Sal. 37:29; Juan 3:16).

Si obedecemos a Jehová, podremos vivir en una Tierra paradisiaca no solo por cientos de años, sino por toda la eternidad. (Vea el párrafo 7).


8. ¿Kërai pa omborɨ metei hermano pe promesa tekove opambae vae pegua? (Judas 20, 21).

8 Si nunca perdemos de vista la promesa de vivir para siempre, nos aferraremos a Dios sin importar las pruebas que tengamos que afrontar (lea Judas 20, 21). Esta promesa también nos da fuerzas para superar nuestras debilidades personales. Un hermano, misionero por mucho tiempo en África, tuvo que luchar con una debilidad persistente. Él dijo: “Al darme cuenta de que podía perder la vida eterna, decidí luchar con todas mis fuerzas contra el problema y suplicarle ayuda a Jehová. Gracias a su ayuda, pude seguir sirviéndole con una buena conciencia”.

“REYAPOGÜE OË KAVI VAERÄ NDEVE”

9. ¿Mbae yemboavai reta pa oasa David oikove oiko ramboeve?

9 David fue un gran rey. Fue también músico, poeta, guerrero y profeta. Y se enfrentó a muchas pruebas. Durante años vivió como fugitivo, huyendo del envidioso rey Saúl. Y, ya siendo rey, David otra vez tuvo que huir para salvar la vida cuando su hijo Absalón trató de arrebatarle el trono. Pero, a pesar de sus problemas y de sus graves errores, él fue leal a Dios hasta el fin de su vida. Jehová dijo que él era un hombre que complacía a su corazón. Por eso vale la pena que escuchemos los consejos de David (Hech. 13:22; 1 Rey. 15:5).

10. ¿Maera pa David omboarakuaa taɨ Salomón?

10 Tomemos como ejemplo lo que David le dijo a su hijo y sucesor, Salomón. Jehová había elegido a este joven para que siguiera impulsando la adoración pura y le construyera un templo en su honor (1 Crón. 22:5). Salomón iba a enfrentarse a algunas dificultades. Veamos lo que le aconsejó David.

11. 1 Reyes 2:2, 3 jei rami, ¿mbae pa jei David Salomón pe, jare kërai pa jókuae ñee reta añetete ko? (Emae vi imagen reta).

11 ¿Qué le dijo David? (Lea 1 Reyes 2:2, 3). David le dijo a su hijo que, si obedecía a Jehová, tendría éxito en la vida. Y así fue durante muchos años (1 Crón. 29:23-25). Salomón construyó un templo magnífico, escribió varios libros completos de la Biblia y colaboró en la redacción de otros. Fue famoso por su sabiduría y riquezas (1 Rey. 4:34). Pero, como David había dicho, Salomón solo tendría éxito mientras obedeciera a Jehová Dios. Lamentablemente, al final de su vida comenzó a adorar a otros dioses. Como resultado, Jehová le retiró su favor y Salomón ya no tuvo la sabiduría necesaria para gobernar con justicia y rectitud (1 Rey. 11:9, 10; 12:4).

Las últimas palabras de David a Salomón nos ayudan a ver que, si obedecemos a Jehová, él nos dará sabiduría para tomar buenas decisiones. (Vea los párrafos 11 y 12). b


12. ¿Mbae pa yayemboe David iñee reta güi?

12 ¿Cuál es la lección para nosotros? La obediencia resulta en éxito (Sal. 1:1-3). Claro, Jehová no promete que nos dará las riquezas y la gloria de Salomón. Pero, si lo obedecemos, nos dará la sabiduría necesaria para tomar buenas decisiones (Prov. 2:6, 7; Sant. 1:5). Sus principios son muy prácticos y nos ayudan en temas como el empleo, la educación, el entretenimiento y el dinero. Dejarnos guiar por la sabiduría de Dios impedirá que suframos daños permanentes (Prov. 2:10, 11). Tendremos buenas amistades y contaremos con la guía que necesitamos para disfrutar de una vida de familia feliz.

13. ¿Mbae pa oyapo Carmen opaete oyapogüe oë kavi vaerä chupe?

13 Carmen, que vive en Mozambique, pensaba que la clave del éxito era la educación superior. Así que decidió ir a la universidad y estudiar Arquitectura. “Me encantaba lo que estaba aprendiendo —contó ella—. Pero me robaba mucho tiempo y energías. Tenía clases desde las siete y media de la mañana hasta las seis de la tarde. Se me hacía difícil ir a las reuniones y me debilité espiritualmente. En el fondo me daba cuenta de que estaba tratando de servir a dos amos” (Mat. 6:24). Ella oró sobre este asunto y buscó información en nuestras publicaciones. ¿Y cuál fue el resultado? “Después de recibir buenos consejos de hermanos maduros y de mi madre, decidí dejar la universidad y servir a Jehová a tiempo completo. Gracias a eso, pude tomar las mejores decisiones de mi vida. Y no me arrepiento de nada”.

14. Jayave, ¿mbae yemboarakuaa pa omee Moisés jare David?

14 Moisés y David amaban a Jehová y reconocían la importancia de obedecerlo. En sus palabras de despedida, animaron a quienes los escuchaban a imitarlos y permanecer fieles a Jehová su Dios. Los dos también les advirtieron que quienes se apartaran de Jehová perderían su favor y las bendiciones que les habían prometido. Su consejo es igualmente valioso para nosotros. Siglos después, otro siervo de Jehová destacó la importancia de ser fieles a Dios.

“AÑETE KO, AYEROVIA YAE”

15. ¿Mbae pa oasa apóstol Juan oikove oiko ramboeve?

15 Juan fue un apóstol muy querido por Jesucristo (Mat. 10:2; Juan 19:26). Acompañó a Jesús durante su ministerio, presenció sus milagros y se quedó a su lado en los momentos más duros. Estuvo junto a él mientras lo ejecutaban y después lo vio ya resucitado. También fue testigo del crecimiento del cristianismo en el siglo primero: desde sus inicios, cuando solo había un pequeño grupo de fieles, hasta el momento en que las buenas noticias se habían “predicado en toda la creación que está bajo el cielo” (Col. 1:23).

16. Juan oikuatía vae, ¿kia reta pa omborɨ?

16 Al acercarse el fin de su larga vida, Juan tuvo el honor de escribir algunas partes de la Palabra inspirada de Dios. Registró la imponente “revelación de Jesucristo” (Apoc. 1:1). Además, escribió el Evangelio que lleva su nombre y tres cartas inspiradas. Dirigió su tercera carta a un cristiano fiel llamado Gayo, a quien consideraba un amado hijo espiritual (3 Juan 1). Para ese entonces, seguramente Juan ya tenía muchos hijos espirituales. Lo que este anciano fiel escribió ha animado a todos los discípulos de Jesús hasta nuestros días.

17. 3 Juan 4 jei rami, ¿mbae pa yandemboyerovia yae?

17 ¿Qué escribió Juan? (Lea 3 Juan 4). Juan habló de la alegría que produce obedecer a Dios. Para cuando él escribió su tercera carta, algunos estaban difundiendo enseñanzas falsas y causando divisiones. Sin embargo, otros seguían “andando en la verdad”. Obedecían a Jehová y estaban “andando según sus mandamientos” (2 Juan 4, 6). Estos cristianos fieles no solo alegraban a Juan, sino también a Jehová (Prov. 27:11).

18. ¿Mbae pa yandemboe Juan iñee reta?

18 ¿Cuál es la lección para nosotros? La fidelidad resulta en alegría (1 Juan 5:3). Por ejemplo, nos produce mucha alegría saber que hacemos feliz a Jehová. Él se alegra cuando rechazamos las tentaciones del mundo y aceptamos la verdad (Prov. 23:15). También se alegran otros siervos suyos en el cielo (Luc. 15:10). Y nosotros somos felices cuando otros cristianos se mantienen fieles, sobre todo ante pruebas y tentaciones (2 Tes. 1:4). Entonces, cuando este mundo dominado por Satanás desaparezca, tendremos la satisfacción de saber que hemos sido leales a Jehová.

19. ¿Mbae pa jei metei hermana omboe añetete vae regua ïru kia reta pe? (Emae vi imagen reta).

19 Algo que nos hace especialmente felices es enseñar la verdad. Rachel, que vive en la República Dominicana, siente que hablarles a otros del maravilloso Dios al que servimos es un honor incomparable. Pensando en sus hijos espirituales, ella dice: “No tengo palabras para describir lo feliz que me hace ver que mis estudiantes llegan a amar a Jehová, aprenden a confiar en él y hacen cambios en su vida para alegrar su corazón. Este sentimiento supera con creces cualquier esfuerzo y sacrificio que haya tenido que hacer para enseñarles”.

Nos hace felices enseñar a otros a amar y obedecer a Jehová. (Vea el párrafo 19).


ÑANEÑEEREENDU KUIMBAE JUPI VAE RETA IYEMBOARAKUAA

20. ¿Mbae oyovake pa yayapo Moisés, David, jare Juan oyapose vae rami?

20 Moisés, David y Juan vivieron en épocas y circunstancias diferentes de las nuestras. Sin embargo, tenemos mucho en común con ellos. Ellos servían al Dios verdadero, y nosotros también. Al igual que ellos, nosotros le oramos a Jehová, confiamos en él y acudimos a él en busca de guía. Y, como aquellos hombres de la antigüedad, estamos convencidos de que Jehová bendice generosamente a los que lo obedecen.

21. ¿Mbae pa güɨnoita kia reta oendu Moisés, David, jare Juan iyemboarakuaa reta?

21 Por tanto, prestemos atención a las palabras de despedida de estos hombres mayores y obedezcamos los mandamientos de Jehová. Así tendremos verdadero éxito en todo lo que hagamos. Viviremos “mucho tiempo”, sí, para siempre (Deut. 30:20). Y tendremos la alegría de agradar a nuestro amoroso Padre celestial, que cumple todas sus promesas. ¡No podemos ni imaginar todas las bendiciones que nos tiene preparadas! (Efes. 3:20).

TAIRARI 129 Servimos con aguante

a La gran mayoría de los israelitas que presenciaron los milagros de Jehová en el mar Rojo no vivieron para ver la Tierra Prometida (Núm. 14:22, 23). Jehová decretó que morirían en el desierto todos los que tuvieran 20 años de edad o más y estuvieran registrados (Núm. 14:29). Pero Josué, Caleb y muchos de la generación más joven y de la tribu de Leví vivieron para ver cómo Jehová cumplía su promesa cuando Israel cruzó el río Jordán y entró en la tierra de Canaán (Deut. 1:24-40).

b DESCRIPCIÓN DE LAS IMÁGENES: Izquierda: David le da sus últimos consejos a su hijo Salomón. Derecha: Varios estudiantes se benefician de la mejor educación en la Escuela del Servicio de Precursor.