En el corazón de la selva amazónica se levanta un nuevo Salón de Asambleas de los Testigos de Jehová que llama mucho la atención. La propiedad está ubicada al norte de la ciudad de Manaos (Brasil), en un terreno de 52 hectáreas (128 acres) rodeado de vegetación. Un lugar donde los coloridos guacamayos, tucanes y otras aves emiten distintos chillidos desde las copas de árboles, como el majestuoso nuez de Brasil, el cupuarana y el angelim pedra. ¿Por qué se construyó un Salón de Asambleas allí?

La ciudad de Manaos —a 1.450 kilómetros (900 millas) de la desembocadura del río Amazonas— tiene una población de casi dos millones de habitantes. El nuevo Salón de Asambleas permite que se reúnan 7.000 Testigos de Manaos y los alrededores, así como las poblaciones que se hallan a lo largo del Amazonas y sus afluentes. El pueblo más lejano es São Gabriel da Cachoeira, situado a más de 800 kilómetros (500 millas) al oeste de Manaos. Para llegar a este Salón de Asambleas, algunos Testigos tienen que viajar en bote tres días seguidos.

Construir un Salón de Asambleas en el medio de la Amazonia fue una hazaña. Implicó llevar 13 contenedores con materiales de construcción desde el puerto de la ciudad de Santos (São Paulo), bordeando la costa hasta la desembocadura del Amazonas y después río arriba hasta el lugar de la construcción.

Con este, ya se han construido 27 Salones de Asambleas en Brasil. El programa de dedicación se celebró el domingo 4 de mayo de 2014, y asistieron 1.956 personas. Muchas de ellas estaban emocionadas, pues era la primera vez que se reunían en un Salón de Asambleas.

Los presentes pudieron, no solo escuchar, sino también ver al orador. ¿Por qué fue esto tan especial? Porque antes las asambleas solían celebrarse en lugares donde no todos podían ver la plataforma, y mucho menos a quien presentaba el discurso. De hecho, uno de los Testigos dijo: “Llevo años viniendo a las asambleas y nunca había podido ver la representación dramática; solo la podía escuchar”. Ahora todos pueden ver la plataforma.