27 DE DICIEMBRE DE 2022
ALEMANIA
Los testigos de Jehová inician un proceso judicial en Alemania para recuperar el archivo de Annemarie Kusserow
Se descubren nuevas pruebas que demuestran que el archivo de Annemarie les pertenece a los testigos de Jehová
Como ya se informó en jw.org y en el periódico The New York Times, el Museo de Historia Militar de la Bundeswehr, en Dresde (Alemania) se niega a entregar el archivo de Annemarie Kusserow. Esto va en contra de su testamento y sus últimas voluntades. Pero se han encontrado nuevas pruebas que apoyan a la organización de los testigos de Jehová, y por eso se ha iniciado un nuevo proceso judicial contra el museo.
Durante más de siete años, los testigos de Jehová trataron de llegar a un acuerdo con el museo. Pero, como esto no fue posible, tuvieron que llevar el caso a los tribunales. Sin embargo, el caso se desestimó en el 2021 sobre la base de que el museo había comprado el archivo de buena fe. Esta decisión fue una gran decepción.
Un tesoro de incalculable valor histórico
Annemarie comenzó a elaborar este archivo cuando tenía 26 años. De manera cuidadosa y detallada, reunió documentos sobre la historia de los testigos de Jehová durante el Holocausto. Durante más de 65 años —hasta que falleció en el 2005—, se encargó de protegerlo, en ocasiones a riesgo de su propia vida. El archivo, que ella conservó para futuras generaciones —especialmente para otros testigos de Jehová— se considera un tesoro de incalculable valor histórico a nivel internacional.
Annemarie creó este archivo con el sincero deseo de que todo el mundo, no solo los testigos de Jehová, pudieran aprender más sobre la historia de lealtad de su familia. Con ese objetivo, nombró como única heredera a la organización de los testigos de Jehová. Su voluntad todavía no se ha cumplido.
Annemarie y cuatro de sus hermanos fueron entrevistados en 1991 en el documental británico Los triángulos púrpuras. Este documental se centra en la historia de la familia Kusserow para explicar la persecución del régimen nazi a los testigos de Jehová. Eran perseguidos porque se negaban a renunciar a sus creencias y a jurarle lealtad a Hitler. En el documental se ve a Annemarie con sus valiosos documentos y fotografías.
En una entrevista que le hicieron a Annemarie poco antes de que muriera, habló de lo que pasó cuando la Gestapo la arrestó en su casa y estuvo a punto de perder algunos documentos importantes de su archivo. Ella contó: “A la entrada de la casa, tenía una maleta y en el fondo de ella había puesto cartas y todos los demás documentos”. Para evitar que los agentes encontraran lo que había en la maleta, la llenó de manzanas. Y pensó que, si el plan fallaba, al menos tendría algo que comer en la prisión. Felizmente, el plan funcionó.
Una venta no autorizada
Poco después de la muerte de Annemarie, el archivo desapareció de su casa. Con el tiempo, se supo que uno de sus hermanos —que ya no era testigo de Jehová— se lo había vendido al museo aunque ella nunca lo había autorizado para hacerlo. Él ya ha fallecido.
A los familiares de Annemarie que están vivos y que saben cuál era su voluntad, les sorprendió mucho enterarse de que el tribunal había fallado a favor del museo y le permitía quedarse con el archivo. Desde entonces, la familia, los amigos y otros testigos de Jehová que fueron perseguidos por los nazis han escrito cientos de cartas dirigidas al museo y al Ministerio de Defensa, que está a cargo del museo. En ellas ruegan que se cumpla la voluntad de Annemarie y se les entregue el archivo a los testigos de Jehová.
Unos documentos únicos
Entre los documentos más impactantes que hay en el archivo, está la carta de despedida de Wilhelm, uno de los hermanos de Annemarie. Esas fueron las últimas palabras que escribió, el 26 de abril de 1940. Los nazis lo condenaron a muerte porque, como testigo de Jehová, se negó a hacer el servicio militar por motivos de conciencia.
La carta de Wilhelm decía: “Querida familia: ustedes saben lo mucho que significan para mí. Y lo recuerdo cada vez que miro nuestra fotografía de familia. ¡Cuánta armonía reinaba en nuestra casa! Pero debemos amar a Dios primero, como mandó nuestro Führer, Jesús. Si lo hacemos, él nos recompensará”. Lo fusilaron la mañana del 27 de abril de 1940. Tenía 25 años.
Los padres de Annemarie, Franz e Hilda Kusserow, tenían 11 hijos. Al igual que Wilhelm, Franz y sus hijos mayores fueron llevados a prisión por negarse a participar en la guerra. Los hijos más pequeños se negaron a hacer el saludo “Heil Hitler”, así que los separaron de sus padres y los enviaron a reformatorios o a vivir con otras familias.
Wolfgang, uno de los más jóvenes de la familia Kusserow, declaró con valor lo siguiente ante un tribunal militar: “Soy testigo de Jehová y fui criado según la Biblia. La ley más grande y santa es: ‘Amarás a Dios, y amarás al prójimo como a ti mismo’. Otra ley es: ‘No matarás’. ¿Se escribió esto para los árboles?”.
El 28 de marzo de 1942, cuando tenía 20 años, Wolfgang murió decapitado.
Una cuestión de fe
Annemarie y su familia pagaron un precio muy alto por su fe y por su postura firme al no apoyar a los nazis en la guerra. Algunos llegaron a dar su vida por negarse a matar a otros. Entre todos los miembros de la familia Kusserow, pasaron un total de 47 años detenidos.
Este archivo hace que cobre vida la historia de esta familia, que nos dejó un ejemplo de fe excepcional. Los documentos ilustran bien que la fe en Dios puede darnos las fuerzas que necesitamos para ser leales incluso cuando nos persiguen o nos amenazan con matarnos. Solo en los museos de los testigos de Jehová se puede llegar a entender y valorar plenamente este mensaje tan importante que nos transmite el archivo.
Paul Gerhard, el último de los hermanos Kusserow que quedaba con vida, murió en octubre de 2022. Él ansiaba ver el día en que el museo cumpliera la voluntad de su hermana. De hecho, hasta su muerte, estuvo participando en campañas pidiendo que así se hiciera. Él dijo: “Mis hermanos murieron porque no quisieron participar en el servicio militar. No me parece correcto que, de todos los sitios en los que pudiera estar esta herencia, se encuentre justamente en un museo militar”.
Los testigos de Jehová están de acuerdo con estas palabras. Desde el punto de vista moral, es muy injusto que el museo no cumpla el claro deseo de Annemarie. No se respetó la voluntad de la familia Kusserow en la Alemania del partido nazi ni se está respetando en la Alemania actual.
Es triste, pero ni siquiera se le está haciendo justicia al propio archivo, pues de los más de mil documentos que contiene, solo seis están expuestos. Los demás permanecen almacenados, donde la gente no puede verlos ni sacarles ningún provecho.
Los testigos de Jehová tienen el derecho tanto moral como legal a tener el archivo. Esperamos que el tribunal finalmente se lo conceda y oramos por ello (Lucas 18:7).