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¿Lo sabía?

¿Lo sabía?

¿Lo sabía?

¿Qué era la rebusca, y a quiénes beneficiaba?

La Ley mosaica prohibía a los agricultores recolectar absolutamente todo el producto de sus campos. Por ejemplo, durante la cosecha no podían segar las orillas de los trigales y tenían que dejar en los viñedos las uvas que hubieran quedado esparcidas, así como las que no hubieran madurado todavía. Además, debían olvidarse de las aceitunas que no cayeran de las ramas al varear los olivos (Levítico 19:9, 10; Deuteronomio 24:19-21). Así, los pobres, los huérfanos, las viudas y los inmigrantes tendrían la oportunidad de hacer la rebusca, es decir, de recoger los frutos que hubieran quedado atrás.

La rebusca beneficiaba a la entera sociedad israelita. En los dueños de los campos fomentaba la generosidad y la confianza en que Jehová los bendeciría. Y en los necesitados fomentaba la laboriosidad, pues la rebusca no era una tarea fácil (Rut 2:2-17). Gracias a esta ley, los pobres podían obtener su alimento con un trabajo digno, sin tener que mendigar y sin convertirse en una carga para los demás.

¿Por qué utilizó Salomón madera del Líbano en la construcción del templo de Jerusalén?

En 1 Reyes 5:1-10 se registra un acuerdo entre Salomón e Hiram —rey de Tiro—, por el cual este se comprometía a enviarle por vía marítima desde el Líbano maderas de cedro y enebro para la construcción del templo de Jerusalén.

El cedro tenía un gran valor comercial en el Oriente Medio. En Egipto y Mesopotamia, tanto las vigas de los templos y palacios como los paneles con los que se revestían sus muros estaban hechos de este material. Antiguas obras literarias, documentos oficiales e inscripciones dan fe de que a varias ciudades importantes del sur de Mesopotamia llegaban constantemente cargamentos de cedro, a veces en forma de tributo o como botín de guerra. Las barcas de los faraones, al igual que sus féretros y otros artículos funerarios, también se fabricaban con esta madera.

El cedro del Líbano era particularmente codiciado por su belleza y aroma, así como por su durabilidad y su resistencia a las plagas. No sorprende, pues, que Salomón quisiera utilizar esta madera selecta para la construcción del templo. En la actualidad, de los grandes bosques de cedro que cubrían el Líbano, solo quedan unas cuantas arboledas.

[Ilustración de la página 15]

Transporte de cedro del Líbano (bajorrelieve asirio del palacio de Sargón)

[Reconocimiento]

Erich Lessing/Art Resource, NY