AYUDA PARA LAS FAMILIAS | LA CRIANZA DE LOS HIJOS
Cómo decir que no
EL PROBLEMA
A su hijo no le gusta que le digan que no. * Cada vez que usted le niega algo, el niño se altera y pone a prueba su paciencia. Y no importa lo que usted haga o diga para tranquilizarlo, parece que no queda más remedio que ceder. Una vez más, el no que había dicho con tanta firmeza termina convirtiéndose en un sí dicho a regañadientes.
Esta costumbre agota a cualquiera. Pero no se desanime, es posible acabar con ella. Ahora bien, primero hay que entender por qué no es malo decir que no.
LO QUE DEBE SABER
No es cruel. Sin embargo, algunos padres opinan lo contrario. Dicen: “Es mejor razonar con tu hijo, darle explicaciones, incluso negociar. Pero no le digas que no. Si lo haces, te guardará rencor”.
Es verdad que al principio el niño se molestará al escuchar una respuesta negativa, pero con el tiempo aprenderá una importante lección: en la vida no se puede tener todo. Por otro lado, si usted cede cada vez que su hijo llora, perderá autoridad y le enseñará que siempre puede salirse con la suya. Él podría pensar que alguien tan fácil de manipular no merece su respeto. Incluso, con el paso de los años podría guardarle resentimiento por no haber sido más firme.
Los prepara para la adolescencia y la vida adulta. Su hijo comprenderá que no puede satisfacer todos sus deseos. Esta valiosa lección le ayudará en su adolescencia a decir no a las drogas y a las relaciones sexuales.
También lo ayudará en su vida adulta. El doctor David Walsh escribió que como no siempre conseguimos lo que queremos, no les estamos haciendo ningún favor a nuestros hijos “si les enseñamos que el mundo siempre les va a ofrecer en bandeja lo que ellos deseen”. *
LO QUE PUEDE HACER
No pierda de vista su objetivo. Por supuesto, usted desea que su hijo sea un adulto responsable, que controle sus emociones y sea feliz. Pero no lo logrará concediéndole todos sus caprichos. La Biblia advierte que si un padre consiente a su hijo, este será un ingrato en el futuro (Proverbios 29:21). De modo que decir no es un aspecto importante en la educación de su hijo que lo ayudará en vez de perjudicarlo. (Principio bíblico: Proverbios 19:18.)
Sea firme. No trate a su hijo como si fuera su igual. No tiene por qué convencerlo de que acepte su negativa. Claro, a medida que crezca, necesitará tener “sus facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto” (Hebreos 5:14). Así que no hay nada de malo en razonar con él. Ahora bien, si es muy pequeño, no le dé demasiadas explicaciones sobre por qué le dijo que no. Si dedica mucho tiempo a justificarse, su hijo pensará que usted no está tan seguro de su decisión. (Principio bíblico: Efesios 6:1.)
No cambie de opinión. Tal vez el niño se le acerque llorando y suplicándole para que cambie de decisión. Si esto ocurre en casa, ¿qué puede hacer? El libro Querer sin malcriar recomienda: “Sepárese del pequeño y diga: ‘Si tienes ganas de gemir, adelante, pero no quiero oírte. Es mejor que te vayas a tu cuarto. Puedes lloriquear allá hasta que se te pase’”. En un principio, puede que a usted le resulte muy difícil mantener su decisión, y a su hijo aceptarla. Pero la actitud del niño mejorará cuando se dé cuenta de que usted va en serio. (Principio bíblico: Santiago 5:12.)
No diga que no solo para demostrar que usted es el que manda
Sea razonable. No diga que no solo para demostrar que usted es el que manda en casa. La Biblia dice: “Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes” (Filipenses 4:5). Habrá ocasiones en que podrá decir que sí a su hijo, siempre y cuando no ceda a sus llantos y lo que él pida sea aceptable. (Principio bíblico: Colosenses 3:21.)
^ párr. 4 Para simplificar la redacción, utilizaremos el género masculino para hablar de los hijos, aunque los principios aquí analizados sirven para niños y niñas por igual.
^ párr. 10 Del libro Saber decir no a los hijos: por qué los niños necesitan oírlo y cómo sus padres pueden decirlo.