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 TEMA DE PORTADA

¿Cuánto tiempo se puede vivir?

¿Cuánto tiempo se puede vivir?

CUANDO murió en 2006, Harriet tenía unos 175 años de edad. Claro, Harriet no era una mujer, sino una tortuga de las Galápagos que vivía en un zoológico de Australia. Si la comparamos con nosotros, vivió muchísimo tiempo, pero si la comparamos con otros seres vivos, su edad no era nada excepcional. Veamos algunos ejemplos.

  • La ostra perlífera de agua dulce puede alcanzar los 200 años, según un grupo de investigadores finlandeses.

  • La almeja de Islandia suele vivir más de 100 años, y se sabe de algunas que han sobrepasado los 400.

  • El pino longevo, la secuoya gigante y varias especies de alerces y abetos viven miles de años.

En cambio, el ser humano, considerado la especie cumbre del planeta Tierra, vive a lo más 80 o 90 años. ¡Y eso a pesar de los extraordinarios esfuerzos que se hacen por prolongar la vida!

¿Le parece que eso es a lo máximo que podemos aspirar, o será posible vivir mucho más tiempo? Hay quienes confían en que la ciencia y la tecnología médica descubrirán el secreto de la eterna juventud.

 ¿Puede ayudarnos la ciencia?

La ciencia ha contribuido enormemente al progreso en los campos de la salud y la tecnología médica. La revista Scientific American comenta: “[En Estados Unidos] fallecen menos personas por causa de las enfermedades infecciosas o complicaciones en el parto [...]. La mortalidad infantil ha descendido un 75 por ciento desde 1960”. No obstante, los intentos de la ciencia por prolongar nuestra vida no han tenido mucho éxito, como señala otro número de la misma revista: “Tras décadas de investigación, el envejecimiento sigue siendo un misterio. [...] Las pruebas indican que dicho proceso ocurre cuando los programas genéticos que controlan el desarrollo de las células empiezan a fallar”. El artículo continúa: “Si el envejecimiento es un proceso esencialmente genético, cabe la posibilidad de que algún día se pueda prevenir”.

“Tras décadas de investigación, el envejecimiento sigue siendo un misterio”

Al investigar las causas del envejecimiento y las enfermedades propias de la vejez, algunos científicos están explorando una rama de la genética llamada epigenética. ¿Qué estudia esta ciencia?

Las células contienen información genética necesaria para la producción de nuevas células. Gran parte de esa información está en el genoma, término que se refiere al ADN de la célula. En los últimos años, los científicos se han concentrado en otro conjunto de mecanismos celulares llamado epigenoma (que significa “sobre el genoma”). La epigenética estudia estos sorprendentes mecanismos, así como las reacciones químicas que generan.

Las moléculas del epigenoma son completamente distintas al ADN. Mientras que este se parece a una escalera de caracol o hélice doble, el epigenoma es básicamente un sistema de etiquetas químicas adheridas al ADN. ¿Qué función cumplen? Dirigen la manera en que se emplea la información que tiene el ADN, como si fueran un director de orquesta. “Encienden” y “apagan” diversos conjuntos de genes dependiendo de las necesidades de la célula y de factores ambientales como la dieta, el estrés y las toxinas. Los descubrimientos recientes de la epigenética han causado una revolución en el campo de la biología, la cual ha vinculado al epigenoma con algunas enfermedades e incluso con el proceso de envejecimiento.

“[El epigenoma] está relacionado con enfermedades que van desde la esquizofrenia hasta la artritis reumatoide, desde el cáncer hasta el dolor crónico”, señala la investigadora Nessa Carey. Y “definitivamente está relacionado con el envejecimiento”. Así que las investigaciones podrían producir terapias efectivas para mejorar la salud, combatir enfermedades —incluso el cáncer— y, como resultado, prolongar la vida. Con todo, no se vislumbran avances significativos en el futuro inmediato. Carey dice: “Seguimos atascados en la misma rutina de siempre [para combatir el envejecimiento]: muchos vegetales [y] mucho ejercicio”.

Pero ¿por qué tanto esfuerzo por prolongar nuestra vida? ¿Por qué queremos vivir indefinidamente? O como dijo el periódico británico The Times: “¿Por qué esta obsesión universal de burlar a la muerte mediante la inmortalidad, la resurrección, la vida en el más allá o la reencarnación?”. La respuesta, como veremos ahora, dejará al descubierto la verdadera causa del envejecimiento.

 ¿Por qué queremos vivir para siempre?

Por miles de años, mucha gente ha buscado la respuesta a esa pregunta. Otros se cuestionan por qué nuestros cuerpos parecen tener la capacidad de vivir indefinidamente. ¿Existe alguna explicación lógica? Millones de personas contestarían con un estruendoso sí. ¿Por qué? Porque la han encontrado en la Biblia.

Desde sus primeras páginas, la Biblia señala sin rodeos que, aunque el ser humano tiene algunas cosas en común con los animales, es radicalmente distinto a ellos. Por ejemplo, en Génesis 1:27 dice que Dios lo creó a su imagen y semejanza. En efecto, lo dotó con la capacidad de demostrar amor, justicia y sabiduría. Y siendo, como es, el Eterno, implantó en nosotros el deseo de vivir para siempre. Eclesiastés 3:11 dice que “puso la eternidad en el corazón del hombre” (Nueva Reina-Valera, 1990).

Hay pruebas concretas de que el hombre fue diseñado para vivir mucho más de lo que vive hoy. Una de ellas es la gran capacidad del cerebro, especialmente para aprender. Una enciclopedia que trata sobre este órgano y sus enfermedades declara que la memoria a largo plazo del cerebro es “prácticamente ilimitada”. ¿Para qué tener un cerebro tan vasto si no lo vamos a utilizar? Hasta en este detalle se puede ver claramente cuál era el propósito original de Dios para nosotros. Entonces, ¿por qué envejecemos y morimos?

 ¿Por qué envejecemos y morimos?

El primer hombre y la primera mujer tenían un cuerpo perfecto y libertad de elección. Lamentablemente, usaron mal esa libertad y le dieron la espalda a su Creador (Génesis 2:16, 17; 3:6-11). * Su desobediencia, o pecado, les produjo sentimientos de culpa y vergüenza; además, resultó en que sus cuerpos se deterioraran y dio inicio a una marcha lenta e inevitable hacia la muerte. “El aguijón que produce muerte es el pecado”, señala 1 Corintios 15:56.

De acuerdo con las leyes físicas de la herencia, todos los descendientes de Adán y Eva nacieron imperfectos y con la inclinación a hacer lo que es malo, a pecar. Romanos 5:12 dice: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado”.

¿Qué se puede concluir de esto? Que el secreto de la eterna juventud nunca se descubrirá en un laboratorio. Solo Dios puede revertir el daño causado por el pecado. Pero ¿lo hará? La Biblia responde con otro rotundo sí.

“Se tragará a la muerte para siempre”

Dios ya ha dado importantes pasos para eliminar el pecado y la muerte: envió a Jesús a morir por nosotros. ¿Cómo nos ayuda la muerte de Cristo? Él nació perfecto y nunca pecó (1 Pedro 2:22). Tenía derecho a vivir para siempre como ser humano perfecto. Pero ¿qué hizo? Entregó su vida por voluntad propia para pagar por nuestros pecados; dio su vida como “rescate en cambio por muchos” (Mateo 20:28). Pronto, todos podremos beneficiarnos a plenitud de ese rescate, que entre otras cosas logrará lo que dicen los siguientes versículos.

  • “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16.)

  • “Él realmente se tragará a la muerte para siempre, y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro.” (Isaías 25:8.)

  • “La muerte ha de ser reducida a nada.” (1 Corintios 15:26.)

  • “La tienda de Dios está con la humanidad [...]. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más.” (Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4.)

Entonces, ¿cuánto tiempo se puede vivir? La respuesta de la Biblia es clara: el ser humano puede tener la esperanza de vivir para siempre, una esperanza que se cumplirá cuando Dios elimine de la Tierra la maldad (Salmo 37:28, 29). Jesús tenía esa esperanza en mente cuando le dijo al hombre que estaba en un madero junto a él: “Estarás conmigo en el Paraíso” (Lucas 23:43).

Sí, el deseo del hombre de vivir sin morir es razonable y natural. ¡Así nos hizo Dios! Y lo que es más: él cumplirá nuestro deseo (Salmo 145:16). Ahora bien, nosotros debemos hacer nuestra parte. Por ejemplo, debemos tener fe en Dios. “Sin fe es imposible serle de buen agrado”, asegura Hebreos 11:6; luego dice que quien se acerca a Dios tiene que creer que existe y que recompensa a los que lo buscan con empeño. La fe no es credulidad, sino una convicción lógica basada en conocimiento exacto de la Biblia (Hebreos 11:1). Si desea conseguir esa fe, hable con los testigos de Jehová de su zona o visite www.jw.org/es.

^ párr. 21 La rebelión de Adán y Eva hizo surgir varias cuestiones morales relacionadas con Dios. Estas cuestiones, que explican por qué Dios ha tolerado temporalmente la maldad, se analizan en el manual de estudio bíblico ¿Qué enseña realmente la Biblia? Puede leerlo en línea en www.jw.org/es.