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¿Por qué siempre me dejan de lado?

¿Por qué siempre me dejan de lado?

Los jóvenes preguntan...

¿Por qué siempre me dejan de lado?

“Los fines de semana siento que todo el mundo se divierte menos yo.”—Renee.

“Los chicos salen por ahí, y de mí ni se acuerdan.”—Jeremy.

HACE un día estupendo, y estás en casa sin ningún plan. En cambio, todos tus amigos están divirtiéndose en grande. Te has vuelto a quedar solo.

El hecho de que no te inviten ya es de por sí malo, pero lo que esto implica puede ser peor. Quizás pienses: “Algo tengo que nadie quiere estar conmigo. ¿Por qué me evitan?”.

Por qué duele tanto

Es normal que quieras formar parte de un grupo y ser aceptado. De hecho, los humanos somos sociales por naturaleza. Antes de crear a Eva, Jehová dijo de Adán: “No es bueno que el hombre continúe solo” (Génesis 2:18). Está claro que nos necesitamos unos a otros; así es como estamos hechos. Y por eso precisamente nos duele tanto que nos dejen de lado.

Puede ser muy frustrante que vez tras vez te ignoren o te hagan sentir que no estás a la altura del grupo al que quieres pertenecer. Una joven llamada Marie dice: “Hay círculos de jóvenes que tienen mucho éxito, pero es fácil ver que se creen superiores”. Cuando te excluyen, terminas sintiéndote rechazado y solo.

Es posible que hasta te sientas aislado en medio de una multitud. “Quizás parezca un disparate —admite Nicole—, pero un día fui a una fiesta y me sentí tremendamente sola. Creo que fue porque, aunque había mucha gente, no me sentía unida a nadie en especial.” Hay quienes se sienten solos incluso en las asambleas cristianas. “Parece que todos tienen conocidos menos yo”, dice Meagan. Una joven llamada Maria dice algo parecido: “Es como estar rodeada de amigos, pero sin amigos”.

Nadie es inmune a los sentimientos de soledad, ni siquiera quienes parecen ser populares o felices. “Aun en la risa el corazón puede estar con dolor”, dice un proverbio bíblico (Proverbios 14:13). La soledad intensa y prolongada agota a cualquiera. La Biblia señala: “A causa del dolor del corazón hay un espíritu herido”. Otra traducción dice: “[El] corazón triste deprime el ánimo” (Proverbios 15:13, Biblia de Jerusalén Latinoamericana). Ahora bien, ¿qué puedes hacer si te sientes deprimido porque te ignoran?

Cómo combatir la soledad

Los siguientes consejos te ayudarán a combatir la soledad.

Concéntrate en tus virtudes (2 Corintios 11:6). Pregúntate: “¿Cuáles son mis puntos fuertes?”. Piensa en alguna cualidad que tengas o en algo que sepas hacer bien y apúntalo.

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Cuando te sientas excluido, acuérdate de tus puntos fuertes, como los que acabas de anotar. Es verdad que tienes defectos y que debes esforzarte por mejorar, pero procura no agobiarte. Piensa que eres como un edificio en construcción. Aunque haya cosas que no están terminadas, hay otras que sí lo están. Así que concéntrate en estas.

Amplía tu círculo (2 Corintios 6:11-13). Toma la iniciativa y conoce a otras personas, aunque no te resulte fácil. “Puede que te asusten los grupos —dice Liz, de 19 años—, pero si te acercas a alguien y lo saludas, ya estás dentro.” (Lee el recuadro “Consejos para conversar”.) Por cierto, ya que hablamos de sentirse aislados, asegúrate de que tú no dejes a nadie de lado, como por ejemplo, a los mayores. Una chica llamada Cori recuerda: “A los 10 u 11 años tenía una amiga mucho mayor que yo; pero a pesar de la diferencia de edad, éramos muy apegadas”.

Escribe el nombre de dos adultos de tu congregación a los que te gustaría conocer mejor.

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En la siguiente reunión procura saludar a uno de ellos y entablar una conversación. Podrías preguntarle, por ejemplo, qué lo llevó a interesarse en la Biblia. Cuanto más amplíes tu círculo en “toda la asociación de hermanos”, menos probabilidad tendrás de sentirte excluido y solo (1 Pedro 2:17).

Sincérate con un adulto (Proverbios 17:17). Contar tus preocupaciones a tus padres o a otros adultos reducirá la sensación de soledad. Eso es lo que le ocurrió a una chica de 16 años. Al principio le agobiaba que la ignoraran. “Le daba muchas vueltas al hecho de que me rechazaran —recuerda—. Pero luego hablaba con mi madre, y ella me aconsejaba. En serio, hablar con alguien funciona.”

Si alguna vez necesitas hablar con alguien sobre tus continuos sentimientos de soledad, ¿a quién acudirás?

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Piensa en los demás (1 Corintios 10:24). La Biblia dice que debemos vigilar “con interés personal” no solo nuestros “propios asuntos”, sino también “los de los demás” (Filipenses 2:4). Es cierto que cuando te sientes rechazado es fácil que te deprimas o entristezcas. Pero en vez de hundirte cada vez más, ¿por qué no tratas de hacerle un favor a alguien? Quizá hasta encuentres nuevas amistades.

Piensa en alguien, tal vez de tu familia o congregación, que necesite tu compañía o tu ayuda. Escribe su nombre y explica cómo podrías serle útil.

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Si piensas en los demás y haces cosas por ellos, te quedará menos tiempo para concentrarte en ti mismo y sentirte solo. Esto te ayudará a ser una persona más positiva, lo que aumentará tus posibilidades de hacer nuevos amigos. Proverbios 11:25 asegura: “El que liberalmente riega a otros, él mismo también será liberalmente regado”.

Sé selectivo (Proverbios 13:20). Más vale tener unos cuantos amigos verdaderos, que se interesen por ti, que muchos supuestos amigos que puedan meterte en líos (1 Corintios 15:33). Piensa en el joven Samuel del que habla la Biblia. Es muy probable que se sintiera solo en el tabernáculo. Entre sus compañeros de trabajo figuraban Hofní y Finehás, cuya mala conducta los convertía en pésimas compañías, y eso que su padre era el sumo sacerdote. Tratar de congeniar con ellos habría supuesto el suicidio espiritual de Samuel. Pero él no deseaba eso, ni mucho menos. La Biblia dice: “Mientras tanto, el muchacho Samuel iba creciendo y haciéndose más agradable, tanto desde el punto de vista de Jehová como del de los hombres” (1 Samuel 2:26). ¿Qué hombres? Seguro que no eran Hofní y Finehás, quienes posiblemente evitaran a Samuel por su buena conducta. Gracias a sus magníficas cualidades, Samuel se ganó el cariño de quienes sostenían las normas divinas. Igualmente, lo que tú necesitas son amigos que amen a Jehová.

Sé positivo (Proverbios 15:15). Todos nos sentimos excluidos de vez en cuando, al menos hasta cierto punto. Pero en vez de pasarte todo el tiempo pensando en cosas negativas, trata de verles el lado positivo. Recuerda que aunque no puedes controlar todo aspecto o circunstancia de la vida, sí puedes controlar tus emociones.

Cuando te sientas excluido, haz algo para cambiar la situación o al menos para cambiar tu actitud. Nunca olvides que Jehová sabe cómo estamos hechos y, por eso, conoce tus necesidades y la mejor forma de satisfacerlas. Háblale a Jehová de los sentimientos de soledad que te embargan, y ten por seguro que “él mismo te sustentará” (Salmo 55:22).

Encontrarás más artículos de la sección “Los jóvenes preguntan...” en www.watchtower.org/yps

PARA PENSAR

▪ ¿Qué puedo hacer si me siento excluido?

▪ ¿Qué textos bíblicos me ayudarán a verme de manera equilibrada y no dejar que me embarguen pensamientos negativos?

[Ilustración y recuadro de la página 12]

Consejos para conversar

Sonríe. Una agradable sonrisa invita a conversar.

Preséntate. Di cómo te llamas y de dónde eres.

Haz preguntas. Sin ser impertinente, haz preguntas para conocer mejor a la otra persona.

Escucha. No estés pensando en lo que vas a decir a continuación. Ante todo, escucha. Ya verás como tu siguiente pregunta o comentario te saldrá espontáneamente.

Relájate. Las conversaciones abren el camino a nuevas amistades. Así que disfruta de la oportunidad.