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Bondad

Bondad

Cualidad de bueno, excelencia moral, virtud. En la verdadera bondad no existe ningún vestigio de maldad o corrupción. Es una cualidad positiva, una inclinación natural a hacer el bien, un interés activo en el bienestar de otros. Jehová Dios es el mejor ejemplo de bondad, y la muestra de maneras muy diversas, incluso a los desagradecidos e inicuos, animándolos así al arrepentimiento. (Lu 6:35; Ro 2:4; 11:22; Tit 3:4, 5.) Las palabras que con más frecuencia se utilizan en la Biblia para “bueno” son el término hebreo tohv y el griego a·ga·thós; este último se usa por lo general en un sentido moral o religioso.

La “bondad” (o “disposición a razonar”; literalmente, “condescendencia”; gr., e·pi·ei·kí·a) es una característica muy importante de Jesucristo. (2Co 10:1.) Los malteses trataron a Pablo con extraordinaria “bondad humana” (literalmente, “cariño a la humanidad”; gr., fi·lan·thrō·pí·a). (Hch 28:2, nota.)

La bondad de Jehová. Jehová Dios es total y absolutamente bueno. Las Escrituras dicen: “Bueno y recto es Jehová” (Sl 25:8), y exclaman: “¡Oh cuán grande es su bondad[!]”. (Zac 9:17.) Aunque Jesucristo tenía esta cualidad de excelencia moral, no quiso aceptar el título de “bueno”. Cuando alguien se dirigió a él como “Buen Maestro”, respondió: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino uno solo, Dios”. (Mr 10:17, 18.) De esta manera reconoció a Jehová como el modelo supremo de lo que es bueno.

Cuando Moisés pidió ver Su gloria, Jehová le respondió: “Yo mismo haré que toda mi bondad pase delante de tu rostro, y ciertamente declararé el nombre de Jehová delante de ti”. Jehová resguardó a Moisés para que no viese su rostro, pero según pasaba, declaró (probablemente por medio de su representante angélico [Hch 7:53]): “Jehová, Jehová, un Dios misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa y verdad, que conserva bondad amorosa para miles, que perdona error y transgresión y pecado, pero de ninguna manera dará exención de castigo”. (Éx 33:18, 19, 22; 34:6, 7.)

De lo anterior se desprende que la bondad implica misericordia, bondad amorosa y verdad, pero no tolera la maldad ni coopera de ninguna manera con ella. Sobre esta base, David pudo orar a Jehová para que perdonase sus pecados ‘por causa de Su bondad’. (Sl 25:7.) Jehová mostró su bondad y su amor entregando a su Hijo como sacrificio por los pecados. De esta manera proveyó un medio para ayudar a los que quisieran lo que de verdad es bueno, y al mismo tiempo condenó la maldad y colocó el fundamento para satisfacer la justicia y la rectitud. (Ro 3:23-26.) “El amor es [...] bondadoso.” (1Co 13:4.)

Fruto del espíritu. La bondad es un fruto del espíritu de Dios y de la luz que proviene de su Palabra de verdad (Gál 5:22; Ef 5:9), una cualidad de la que el cristiano tiene que vestirse. (Col 3:12; Ef 4:32.) De este modo se recomienda a sí mismo como ministro de Dios. (2Co 6:4-6.) La bondad crece como consecuencia de obedecer los mandamientos de Jehová, pues ningún hombre tiene bondad por su propio mérito. (Ro 7:18.) El salmista apela a Dios como la Fuente de la bondad: “Enséñame bondad, la sensatez y el conocimiento mismos, porque en tus mandamientos he ejercido fe”, y: “Tú eres bueno y estás haciendo el bien. Enséñame tus disposiciones reglamentarias”. (Sl 119:66, 68.)

La bondad reporta beneficios. Bondad también puede significar beneficencia, es decir, dar cosas buenas a otros. Jehová desea expresar bondad a su pueblo, como se deduce de la oración del apóstol Pablo a favor de los cristianos de Tesalónica: “Siempre oramos por ustedes, que nuestro Dios los considere dignos de su llamamiento y ejecute completamente todo lo que le agrade de la bondad y de la obra de la fe con poder”. (2Te 1:11.) Son muchos los ejemplos de la abundante bondad de Dios para con los que acuden a Él. (1Re 8:66; Sl 31:19; Isa 63:7; Jer 31:12, 14.) Por otra parte, “Jehová es bueno para con todos, y sus misericordias están sobre todas sus obras”. (Sl 145:9.) Él es bueno para con todos con un propósito: que Su bondad impulse a muchos a servirle y de este modo consigan la vida. De igual manera, la persona que demuestra bondad es una bendición para los que están con ella. (Pr 11:10.)

Como siervos de Dios e imitadores suyos, a los cristianos se les manda que prueben lo que es la buena y perfecta voluntad de Dios para ellos (Ro 12:2), que se adhieran a lo que es bueno (Ro 12:9), hagan el bien (Ro 13:3), obren lo que es bueno (Ro 2:10), sigan tras ello (1Te 5:15), sean celosos por lo que es bueno (1Pe 3:13), lo imiten (3Jn 11) y venzan el mal con el bien (Ro 12:21). Los cristianos han de hacer el bien en especial a los que están relacionados con ellos en la fe cristiana, aunque también deben manifestar bondad a todos los demás. (Gál 6:10.)

Términos relacionados. Existe otro término, ka·lós, que es similar a la palabra griega para bueno (a·ga·thós), y denota lo que es intrínsecamente bueno, hermoso, bien adaptado a sus circunstancias o fines (como suelo o terreno excelente, Mt 13:8, 23), y lo que es de excelente calidad, incluido aquello éticamente bueno, recto u honorable (como el nombre de Dios). (Snt 2:7.) Es sinónimo de ‘bueno’, y puede traducirse como “excelente”, “correcto” u ‘honrado’. (Mt 3:10; Snt 4:17; Heb 13:18; Ro 14:21.)

De otro término griego relacionado, kjrē·stós, se deriva el sustantivo kjrē·stó·tēs, vertido “bondad” en la Traducción del Nuevo Mundo en la mayoría de los casos y “benignidad” una vez, en Gálatas 5:22.

La bondad amorosa de Dios. A menudo se hace mención de la bondad tanto en las Escrituras Hebreas como en las Griegas Cristianas. La palabra hebrea jé·sedh se usa con relación a la bondad 245 veces. El verbo relacionado ja·sádh significa “actuar en lealtad (o bondad amorosa)”, y aunque abarca sentimientos derivados del amor, como la tierna consideración o la bondad, tiene un significado más amplio. (Sl 18:25, nota.) La bondad jé·sedh se adhiere amorosamente a algo o a alguien hasta que llega a realizarse el propósito pretendido. Según el Theological Dictionary of the Old Testament, jé·sedh “es activa, social y duradera. [...] No solo designa siempre una actitud humana, sino también el acto que emerge de esa actitud. Es un acto que conserva y fomenta la vida. Es una intervención en favor de alguien que sufre infortunio o angustia. Es una demostración de amistad o piedad. Persigue el bien y no el mal” (edición de G. J. Botterweck y H. Ringgren, 1986, vol. 5, pág. 51). Por lo tanto, jé·sedh puede verterse con mayor claridad “bondad amorosa”; además, debido a que comporta fidelidad y lealtad, otra traducción apropiada sería “amor leal”. En plural puede verterse “bondades amorosas”, “actos de amor leal”, “la plena bondad amorosa” o “el pleno amor leal”. (Sl 25:6; Isa 55:3; notas.)

La bondad amorosa es una preciosa cualidad de Jehová en la que se deleita y que manifiesta en todos sus tratos con sus siervos. (Sl 36:7; 62:12; Miq 7:18.) De no haber sido así, la humanidad habría perecido hace mucho tiempo. (Lam 3:22.) En consecuencia, Moisés pudo suplicar en favor del Israel rebelde sobre la base del gran nombre de Jehová y por ser Él un Dios de bondad amorosa. (Nú 14:13-19.)

Como muestran las Escrituras, la bondad amorosa o amor leal de Jehová se manifiesta de diversas maneras y en distintas circunstancias: al librar y conservar con vida a sus leales (Sl 6:4; 119:88, 159), al ser para ellos salvaguarda y protección (Sl 40:11; 61:7; 143:12) y al ser quien les alivia sus problemas. (Rut 1:8; 2:20; Sl 31:16, 21.) Debido a esta cualidad, es posible recobrarse del pecado (Sl 25:7) y ser sostenido por Jehová. (Sl 94:18; 117:2.) Mediante la bondad amorosa, Dios ayuda a sus escogidos. (Sl 44:26.) La bondad amorosa de Dios se manifestó de manera especial en los casos de Lot (Gé 19:18-22), Abrahán (Miq 7:20) y José. (Gé 39:21.) También se reconoció su influencia en la elección de esposa para Isaac. (Gé 24:12-14, 27.)

La bondad amorosa de Jehová en relación con su pacto siguió enalteciéndose con la formación de la nación de Israel y su historia posterior. (Éx 15:13; Dt 7:12.) Así fue en el caso de David (2Sa 7:15; 1Re 3:6; Sl 18:50) y en el de Esdras y sus compañeros (Esd 7:28; 9:9), así como en el caso de “miles” de otras personas. (Éx 34:7; Jer 32:18.) En apoyo del pacto para el reino que había hecho con David, Jehová continuó expresando su bondad amorosa incluso después de la muerte de Jesús, ya que resucitó a este “leal” en cumplimiento de la profecía: “Les daré las bondades amorosas para con David, que son fieles”. (Sl 16:10; Hch 13:34; Isa 55:3.)

Es esta bondad amorosa de parte de Jehová lo que atrae a los hombres hacia Él. (Jer 31:3.) Estos hombres confían (Sl 13:5; 52:8), esperan (Sl 33:18, 22), oran (Sl 51:1; 85:7; 90:14; 109:26; 119:41) y son consolados por ella (Sl 119:76). Asimismo, dan gracias a Jehová por su bondad amorosa (Sl 107:8, 15, 21, 31), lo bendicen y alaban (Sl 66:20; 115:1; 138:2) y hablan a otras personas de ella (Sl 92:2). Al igual que David, nunca deberían intentar esconderla (Sl 40:10), pues es buena (Sl 69:16; 109:21) y supone una fuente de regocijo. (Sl 31:7.) En realidad, esta bondad amorosa divina es como una senda placentera en la que andar. (Sl 25:10.)

En otros textos bíblicos se pone de relieve la abundancia de la bondad amorosa de Dios (Sl 5:7; 69:13; Jon 4:2), su grandeza (Nú 14:19) y su permanencia (1Re 8:23). Es tan alta como los cielos (Sl 36:5; 57:10; 103:11; 108:4), llena la tierra (Sl 33:5; 119:64) y se extiende hasta mil generaciones (Dt 7:9) y “hasta tiempo indefinido” (1Cr 16:34, 41; Sl 89:2; Isa 54:8, 10; Jer 33:11). Los 26 versículos del Salmo 136 repiten la frase ‘la bondad amorosa de Jehová es hasta tiempo indefinido’.

Esta maravillosa característica de Jehová, su bondad amorosa, se suele relacionar con otras de sus sobresalientes cualidades: misericordia, benevolencia, verdad, perdón, justicia, paz y juicio. (Éx 34:6; Ne 9:17; Sl 85:10; 89:14; Jer 9:24.)

La bondad amorosa del hombre. En razón de lo que se ha dicho, es evidente que los que desean tener la aprobación de Dios deben “amar la bondad” y “[efectuar] unos con otros bondad amorosa y misericordias”. (Miq 6:8; Zac 7:9.) El proverbio dice a este respecto: “La cosa deseable en el hombre terrestre es su bondad amorosa”, y esta le trae ricas recompensas. (Pr 19:22; 11:17.) Dios recordó la bondad amorosa que mostró el pueblo de Israel durante su “juventud” y se complació en ella (Jer 2:2), pero cuando llegó a ser “como las nubes de la mañana y como el rocío que se va temprano”, Jehová se disgustó, pues, como Él mismo dice, “en bondad amorosa me he deleitado, y no en sacrificio”. (Os 6:4, 6.) Se reprendió a Israel por no manifestar bondad amorosa, una reprensión que en realidad vino a ser una muestra de bondad amorosa de parte de Dios. (Os 4:1; Sl 141:5.) A Israel también se le aconsejó que se volviese a Dios y que ejerciese bondad amorosa y justicia. (Os 12:6.) Estas son cualidades que debería manifestar en todo momento aquel que quiera hallar favor a la vista de Dios y de los hombres. (Job 6:14; Pr 3:3, 4.)

En muchos lugares de la Biblia se habla de la bondad amorosa de unas personas para con otras. Por ejemplo, Sara mostró tal amor leal a su esposo cuando estaban en territorio enemigo, pues lo protegió diciendo que era su hermano. (Gé 20:13.) Jacob le pidió a José que ejerciera bondad amorosa para con él prometiéndole que no lo enterraría en Egipto. (Gé 47:29; 50:12, 13.) Rahab rogó que los israelitas le mostraran bondad amorosa conservando a su casa con vida, tal como ella había tratado a los espías de Israel. (Jos 2:12, 13.) Boaz alabó a Rut por haber ejercido bondad amorosa (Rut 3:10), y Jonatán le pidió a David que la ejerciera para con él y su casa. (1Sa 20:14, 15; 2Sa 9:3-7.)

Los motivos y las circunstancias que inducen a las personas a mostrar bondad o bondad amorosa son muy variados. Los actos de bondad ocasionales pueden reflejar hospitalidad o una tendencia humanitaria, pero no indican necesariamente una actitud de piedad. (Compárese con Hch 27:1, 3; 28:1, 2.) En el caso de cierto hombre de la ciudad de Betel, la bondad que se le ofreció en realidad era a cambio de favores que se esperaban de él. (Jue 1:22-25.) Por otra parte, ante circunstancias difíciles, alguien podría requerir actos de bondad de otra persona que en el pasado hubiese recibido sus favores. (Gé 40:12-15.) No obstante, en algunas ocasiones las personas no correspondían a tales actos de bondad. (Gé 40:23; Jue 8:35.) Como muestra el proverbio, muchos hombres proclaman su bondad amorosa, pero pocos son fieles en llevarla a cabo. (Pr 20:6.) Tanto Saúl como David recordaron la bondad amorosa que otros les habían mostrado. (1Sa 15:6, 7; 2Sa 2:5, 6.) Al parecer, los reyes de Israel se ganaron cierta reputación de mostrar bondad amorosa (1Re 20:31), tal vez en comparación con los gobernantes paganos. Sin embargo, en una ocasión se rechazó la bondad amorosa de David debido a que interpretaron mal sus motivos. (2Sa 10:2-4.)

Pablo dice que la Ley no fue hecha para las personas justas, sino para las impías que carecían de bondad amorosa y otras cualidades. (1Ti 1:9.) La palabra griega a·nó·si·os, traducida en este contexto por ‘falto de bondad amorosa’, también tiene el sentido de ‘desleal’. (2Ti 3:2.)

Bondad inmerecida. La palabra griega kjá·ris aparece más de 150 veces en las Escrituras Griegas y se vierte de diversas maneras según el contexto. En todas las ocasiones se mantiene la idea central de kjá·ris: lo que es agradable (1Pe 2:19, 20) y está lleno de gracia. (Lu 4:22.) Por extensión, en algunos textos este término se refiere a un don bondadoso (1Co 16:3; 2Co 8:19), a la manera bondadosa de dar. (2Co 8:4, 6.) En otros pasajes, kjá·ris hace referencia al mérito o al agradecimiento que produce una acción especialmente bondadosa. (Lu 6:32-34; Ro 6:17; 1Co 10:30; 15:57; 2Co 2:14; 8:16; 9:15; 1Ti 1:12; 2Ti 1:3.)

Por otra parte, los traductores modernos de las Biblias españolas suelen utilizar la palabra “gracia” para traducir kjá·ris. No obstante, este término, que tiene más de diez acepciones, comunica a muy pocos lectores las ideas implícitas en el vocablo griego. Para ilustrarlo: en Juan 1:14 la Versión Valera dice que “el Verbo se hizo carne [...], lleno de gracia y de verdad”. ¿De qué estaba lleno? ¿De “benevolencia”, de “favor”, o de qué?

En su libro Synonyms of the New Testament, el erudito R. C. Trench dice que kjá·ris alude a “un favor hecho libremente, sin exigir o esperar reciprocidad, con lo que la palabra adquiriría una nueva acepción [como se le da en los escritos cristianos], [...] para establecer la libertad completa y absoluta de la bondad amorosa de Dios para con los hombres. Por eso Aristóteles, al definir [kjá·ris], coloca todo el énfasis en esta misma idea: se da libremente, sin esperar una restitución, siendo el único móvil la liberalidad y generosidad del dador” (Londres, 1961, pág. 158). Joseph H. Thayer dice en su léxico griego-inglés: “La palabra [kjá·ris] encierra la idea de bondad que se muestra a alguien que no la ha merecido [...]. Los escritores del Nuevo Testamento usan [kjá·ris] predominantemente al referirse a la bondad por la que Dios otorga favores incluso a aquellos que no lo merecen y concede a los pecadores el perdón de sus ofensas, invitándolos a que acepten la salvación eterna por medio de Cristo”. (A Greek-English Lexicon of the New Testament, 1889, pág. 666.) Otra palabra griega afín a kjá·ris es kjá·ri·sma, con respecto a la cual William Barclay dice en Palabras Griegas del Nuevo Testamento (traducción de Javier José Marín C., C.B.P., 1977, pág. 49): “La idea básicamente completa que encierra la palabra [kjá·ri·sma] es la de algo que nos llega gratis y sin merecerlo; de algo que se da a un hombre, pero que él no ha ganado ni ha hecho méritos para ello”. (Compárese con 2Co 1:11, Int.)

Por consiguiente, cuando kjá·ris se usa en el sentido ya mencionado —con relación a la bondad otorgada a alguien que no la merece, como sucede con las bondades que Jehová extiende—, la expresión “bondad inmerecida” parece ser un equivalente que se ajusta al significado de este término griego. (Hch 15:40; 18:27; 1Pe 4:10; 5:10, 12.)

Un trabajador merece aquello por lo que ha trabajado: su paga. Espera su salario como un derecho, como algo que se le adeuda, y el pagarle no es una dádiva o bondad inmerecida especial. (Ro 4:4.) Sin embargo, para los pecadores condenados a muerte (y todos hemos nacido como tales), el ser liberados de esa condenación y declarados justos sí supone en realidad bondad inmerecida en sumo grado. (Ro 3:23, 24; 5:17.) Si se razona que los que nacieron dentro del pacto de la Ley estaban bajo una mayor condenación a muerte porque aquel pacto ponía de manifiesto sus pecados, tendrá que admitirse que a los judíos se les extendió una mayor bondad inmerecida, pues a ellos fue a los primeros a los que se ofreció la salvación. (Ro 5:20, 21; 1:16.)

Esta manifestación especial de la bondad inmerecida de Dios a la humanidad en general era la liberación por rescate de la condenación mediante la sangre de Cristo Jesús, el amado Hijo de Jehová. (Ef 1:7; 2:4-7.) Es por medio de esta bondad inmerecida mediante lo que Dios trae salvación a toda clase de hombres (Tit 2:11), algo de lo que ya habían hablado los profetas. (1Pe 1:10.) Por lo tanto, el siguiente razonamiento de Pablo tiene una argumentación bien fundada: “Ahora bien, si es por bondad inmerecida, ya no se debe a obras; de otra manera, la bondad inmerecida ya no resulta ser bondad inmerecida”. (Ro 11:6.)

Pablo habló de la bondad inmerecida de Dios más que cualquier otro escritor, pues hizo más de noventa referencias a ella en sus catorce cartas. La menciona, a veces junto con la de Jesús, en el saludo de apertura de todas las cartas, con la excepción de la que escribió a los hebreos, y en todos los comentarios de conclusión sin excepción. De igual manera, otros escritores bíblicos hacen una referencia similar al empezar y terminar sus escritos. (1Pe 1:2; 2Pe 1:2; 3:18; 2Jn 3; Rev 1:4; 22:21.)

Pablo tenía buenas razones para poner de relieve la bondad inmerecida de Jehová, pues antes había sido “blasfemo y perseguidor y hombre insolente. No obstante —explica—, se me mostró misericordia, porque era ignorante y obré con falta de fe. Pero la bondad inmerecida de nuestro Señor sobreabundó junto con la fe y el amor que hay en relación con Cristo Jesús”. (1Ti 1:13, 14; 1Co 15:10.) No desdeñó tal bondad inmerecida, como han hecho tontamente algunas personas (Jud 4), sino que la aceptó con gusto y con acción de gracias, e instó a quienes también la habían aceptado a que ‘no dejaran de cumplir su propósito’. (Hch 20:24; Gál 2:21; 2Co 6:1.)