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Lecciones que extraemos de la infidelidad

Lecciones que extraemos de la infidelidad

Capítulo 18

Lecciones que extraemos de la infidelidad

Isaías 22:1-25

 1. ¿Cómo debió ser la experiencia de encontrarse dentro de una ciudad antigua sitiada?

 IMAGÍNESE lo que sería estar en una ciudad antigua sitiada. Al otro lado de las murallas se encuentra un enemigo fuerte y despiadado. Usted sabe que otras poblaciones ya han sucumbido ante él, y que ahora se propone conquistar y saquear la ciudad donde usted vive, violando y matando a sus habitantes. El ejército invasor es demasiado poderoso para enfrentarse a él en un combate frontal; solo cabe esperar que los muros de la ciudad le impidan la entrada. Al mirar por encima de la muralla, puede ver que el enemigo ha traído torres de asalto, así como máquinas de guerra capaces de lanzar rocas para hacer añicos las defensas. Ve sus arietes y escalas, sus arqueros y carros, su multitud de soldados. Se trata, sin duda alguna, de una visión sobrecogedora.

 2. ¿Cuándo tiene lugar el asedio descrito en el capítulo 22 de Isaías?

2 En el capítulo 22 de Isaías leemos de un asedio contra Jerusalén similar al descrito. ¿Cuándo tiene lugar? Es difícil señalar algún caso en particular en el que se dieran todos los rasgos que se mencionan. Evidentemente, la profecía se entiende mejor si se toma como una descripción genérica de los diversos asedios que sufrirá Jerusalén, como una advertencia general de lo que le espera.

 3. ¿Cuál es la reacción de los habitantes de Jerusalén frente al asedio que Isaías describe?

3 ¿Qué hacen los habitantes de Jerusalén frente al asedio que Isaías describe? Puesto que son un pueblo en pacto con Dios, ¿claman a Jehová para que los salve? No, sino que manifiestan una actitud muy poco sensata, semejante a la que hoy vemos en muchos que afirman adorar a Dios.

Una ciudad sitiada

 4. a) ¿Qué es el “valle de la visión”, y por qué se le llama así? b) ¿En qué estado espiritual se hallan los habitantes de Jerusalén?

4 Cada uno de los tres mensajes de juicio del capítulo 21 de Isaías empieza con la expresión “la declaración formal” (Isaías 21:1, 11, 13). El capítulo 22 comienza del mismo modo: “La declaración formal del valle de la visión: ¿Qué te pasa, entonces, que has subido toda a los techos?” (Isaías 22:1). El “valle de la visión” es Jerusalén. Se habla de la ciudad como de un valle, pues aunque se sitúa a cierta altitud, está rodeada de montañas más elevadas. Se añade “de la visión” porque es escenario de muchas visiones y revelaciones divinas. Por este motivo, sus habitantes tendrían que prestar atención a las palabras de Jehová. En cambio, no le han hecho ningún caso y han caído en la adoración falsa. El enemigo que cerca la ciudad es un instrumento del juicio de Dios contra su pueblo descarriado (Deuteronomio 28:45, 49, 50, 52).

 5. ¿Cuál es, probablemente, la razón por la que sube a los techos la gente?

5 Observe que la población de Jerusalén “[ha] subido toda a los techos” de sus casas. En la antigüedad, los techos de las viviendas israelitas eran planos, y las familias solían reunirse allí. Aunque Isaías no nos dice por qué lo hacen en esta ocasión, sus palabras reflejan desaprobación. Probablemente, han subido a los techos para invocar a sus dioses falsos. Tal es su costumbre en los años que preceden a la destrucción de la ciudad en 607 a.E.C. (Jeremías 19:13; Sofonías 1:5.)

 6. a) ¿Qué situación reina en Jerusalén? b) ¿Por qué se alborozan algunos, pero qué va a pasar?

6 Prosigue Isaías: “Llena estabas de ruidosa agitación, una ciudad bulliciosa, un pueblo alborozado. Los tuyos que han sido muertos no son los que fueron muertos a espada, ni los que murieron en batalla” (Isaías 22:2). Multitudes de personas han afluido a la ciudad, sumiéndola en un estado de agitación. En las calles se oye el bullicio de la gente asustada. Algunos, en cambio, se alborozan, quizá porque se sienten seguros o porque creen que el peligro está pasando. a Sin embargo, alborozarse en estos momentos es absurdo. Un elevado número de personas va a morir de un modo mucho más cruel que por el filo de la espada. Una ciudad sitiada queda aislada de las fuentes externas de alimento, y sus reservas se van agotando. El hambre y el hacinamiento provocan epidemias. Por tanto, muchos habitantes de Jerusalén morirán víctimas de la desnutrición y las plagas, lo que de hecho sucede tanto en 607 a.E.C. como en 70 E.C. (2 Reyes 25:3; Lamentaciones 4:9, 10.) b

 7. ¿Qué hacen los gobernantes de Jerusalén durante el asedio, y qué les sucede?

7 ¿Qué ejemplo dan los gobernantes de Jerusalén en esta crisis? Isaías responde: “Todos tus dictadores mismos han huido a la vez. Sin necesitarse un arco los han tomado prisioneros. A todos los que de ti han hallado, los han tomado prisioneros juntos. Habían huido lejos” (Isaías 22:3). Los dirigentes y los hombres influyentes huyen, pero son capturados de inmediato. Sin que siquiera un arco se tense contra ellos, se les atrapa y convierte en prisioneros. Esto sucede en 607 a.E.C. Tan pronto como se abre brecha en la muralla de Jerusalén, el rey Sedequías y sus hombres poderosos huyen al amparo de la noche. El enemigo se entera, los persigue y los alcanza en las llanuras de Jericó. Los hombres se dispersan. En cambio, a Sedequías lo prenden, lo dejan ciego, lo sujetan con grilletes de cobre y se lo llevan a rastras a Babilonia (2 Reyes 25:2-7). ¡Qué trágicas consecuencias tuvo su infidelidad!

Consternación ante la catástrofe

 8. a) ¿Cómo afecta a Isaías la profecía sobre la catástrofe que se cierne sobre Jerusalén? b) ¿Qué escenas se verán en la ciudad?

8 Profundamente conmovido por esta profecía, Isaías dice: “Aparten de mí su mirada fija. Ciertamente mostraré amargura al llorar. No insistan en consolarme por el despojo violento de la hija de mi pueblo” (Isaías 22:4). Isaías se apenó por el destino profetizado contra Moab y Babilonia (Isaías 16:11; 21:3). Ahora, su consternación y lamento son aún mayores al ver el desastre que se cierne sobre su propio pueblo. Se siente desconsolado. ¿Por qué razón? “Porque es el día de confusión y de pisotear y de confundir que tiene el Señor Soberano, Jehová de los ejércitos, en el valle de la visión. Hay el demoledor del muro, y el clamor a la montaña.” (Isaías 22:5.) Jerusalén se sumirá en el caos. Presa del pánico, la gente vagará sin rumbo. Cuando el enemigo empiece a abrirse paso a través de los muros de la ciudad, se alzará un “clamor a la montaña”. ¿Será que los habitantes clamarán a Dios en su santo templo, sobre el monte Moria? Tal vez. Pero en vista de su infidelidad, probablemente solo signifique que sus gritos de espanto resonarán en las montañas circundantes.

 9. Describa el ejército que amenaza Jerusalén.

9 ¿Cómo es el enemigo que amenaza Jerusalén? Isaías nos dice: “Elam mismo ha tomado la aljaba, en el carro de guerra del hombre terrestre, con corceles; y Quir mismo ha descubierto el escudo” (Isaías 22:6). Los adversarios están muy bien armados. Los arqueros tienen las aljabas llenas de flechas. Los guerreros preparan los escudos para la batalla. Cuentan con carros de guerra y caballos adiestrados para el combate. En el ejército hay soldados de Elam, región ubicada al norte del actual golfo Pérsico, así como de Quir, probablemente cercana a Elam. La mención de estas tierras muestra la gran distancia que han cubierto los invasores. Asimismo, indica que pudo haber arqueros elamitas en el ejército que amenazó a Jerusalén en tiempos de Ezequías.

Intentos de defenderse

10. ¿Qué suceso no presagia nada bueno para la ciudad?

10 Isaías predice el curso de los acontecimientos: “Sucederá que las más selectas de tus llanuras bajas tendrán que llenarse de carros de guerra, y sin falta los mismísimos corceles tendrán que colocarse en posición junto a la puerta, y uno quitará la pantalla de Judá” (Isaías 22:7, 8a). Los carros y los caballos atestan las llanuras que rodean Jerusalén y toman posiciones para atacar sus puertas. ¿Qué es “la pantalla de Judá” que será quitada? Posiblemente sea una de las entradas, y su captura no presagia nada bueno para los defensores. c Una vez eliminada esta pantalla defensiva, la ciudad queda a merced de sus atacantes.

11, 12. ¿Qué medidas defensivas toman los habitantes de Jerusalén?

11 Isaías se concentra ahora en los intentos de la gente por defenderse. Lo primero en que piensan: ¡armas! “Mirarás en aquel día hacia el arsenal de la casa del bosque, y ustedes ciertamente verán las mismísimas brechas de la Ciudad de David, porque realmente serán muchas. Y ustedes juntarán las aguas del estanque inferior.” (Isaías 22:8b, 9.) Las armas se guardan en el arsenal de la casa del bosque, edificado por Salomón. Puesto que se construyó con cedros del Líbano, llegó a conocerse como “la Casa del Bosque del Líbano” (1 Reyes 7:2-5). Inspeccionan las brechas del muro. Recogen el agua, una medida defensiva de primer orden, pues el agua es imprescindible para la vida. Sin ella, ninguna ciudad puede resistir. Sin embargo, observe que no se dice nada de que acudan a Jehová para que los libre. Más bien, cifran su confianza en sus propios recursos. ¡Que nunca cometamos nosotros el mismo error! (Salmo 127:1.)

12 ¿Qué puede hacerse respecto a las brechas del muro de la ciudad? “Realmente contarán las casas de Jerusalén. También demolerán las casas para hacer inasequible el muro.” (Isaías 22:10.) Examinan las casas y determinan cuáles pueden demolerse para conseguir materiales con los que reparar las brechas, en un esfuerzo por impedir que el enemigo tome la muralla.

Un pueblo sin fe

13. ¿Cómo trata la gente de asegurarse el suministro de agua, pero de quién se olvidan?

13 “Habrá un depósito colector que tendrán que hacer entre los dos muros para las aguas del estanque viejo. Y ciertamente no mirarán al gran hacedor de él, y ciertamente no verán al que hace mucho lo formó.” (Isaías 22:11.) Los esfuerzos por recoger el agua, mencionados tanto aquí como en el Isa 22 versículo 9, nos recuerdan las medidas adoptadas por el rey Ezequías para proteger Jerusalén de los invasores asirios (2 Crónicas 32:2-5). Sin embargo, en esta profecía, la gente de la ciudad carece por completo de fe. A diferencia de Ezequías, ni siquiera piensa en el Creador mientras participa en las labores de defensa.

14. ¿Qué imprudente actitud manifiesta la gente a pesar del mensaje de advertencia de Jehová?

14 Isaías pasa a decir: “El Señor Soberano, Jehová de los ejércitos, dará llamada en aquel día a llanto y a duelo y a calvicie y a ceñimiento de saco. Pero, ¡miren!, alborozo y regocijo, la matanza de reses vacunas y la degollación de ovejas, el comer carne y el beber vino: ‘Que se coma y se beba, porque mañana moriremos’” (Isaías 22:12, 13). No se ve que los habitantes de Jerusalén sientan ningún remordimiento por su rebelión contra Jehová. No lloran ni se cortan el cabello ni se visten de saco en señal de arrepentimiento. Si lo hicieran, Jehová probablemente los libraría de los horrores que se avecinan. Por el contrario, se entregan a placeres sensuales. La misma actitud manifiestan hoy muchas personas que no tienen fe en Dios. Sin esperanza alguna —ni en la resurrección de los muertos ni en la vida en el futuro Paraíso terrestre—, adoptan una actitud de autocomplacencia, diciendo: “Comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir” (1 Corintios 15:32). ¡Qué criterio más miope! Si pusieran su confianza en Jehová, tendrían esperanza en algo duradero (Salmo 4:6-8; Proverbios 1:33).

15. a) ¿Qué condena pronuncia Jehová contra Jerusalén, y quiénes la ejecutan? b) ¿Por qué correrá la cristiandad una suerte similar a la de Jerusalén?

15 Los habitantes de la asediada Jerusalén no conocerán la seguridad. Isaías dice: “En mis oídos Jehová de los ejércitos se ha revelado: ‘“Este error no será expiado a favor de ustedes sino hasta que mueran”, ha dicho el Señor Soberano, Jehová de los ejércitos’” (Isaías 22:14). A causa de la dureza de corazón del pueblo, no habrá perdón. Les espera una muerte segura. Hay certeza de ello, pues lo ha dicho el Señor Soberano, Jehová de los ejércitos. En cumplimiento de las palabras proféticas de Isaías, el desastre golpea dos veces a la infiel Jerusalén. Primero la destruyen los ejércitos babilónicos, y luego, los romanos. Una calamidad similar vendrá sobre la infiel cristiandad, cuyos miembros dicen que adoran a Dios pero en realidad lo repudian con sus obras (Tito 1:16). Los pecados de la cristiandad y de las otras religiones del mundo que desprecian los justos caminos divinos “se han amontonado hasta llegar al cielo”. Lo mismo que el de la Jerusalén apóstata, su error es demasiado grande para perdonarlo (Revelación [Apocalipsis] 18:5, 8, 21).

Un mayordomo egoísta

16, 17. a) ¿Quién recibe ahora un mensaje de advertencia de Jehová, y por qué? b) ¿Qué precio pagará Sebná por sus altivas aspiraciones?

16 El profeta dirige ahora su atención, no a un pueblo infiel, sino a un individuo infiel. Escribe: “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano, Jehová de los ejércitos: ‘Anda, entra a este mayordomo, a Sebná, que está sobre la casa: “¿Qué hay que te sea de interés aquí, y quién hay que te sea de interés aquí, para que te hayas labrado aquí una sepultura?”. En una altura él labra su sepultura; en un peñasco corta una residencia para sí’” (Isaías 22:15, 16).

17 Sebná es ‘mayordomo sobre la casa’, probablemente la del rey Ezequías. Como tal, goza de una posición influyente, inferior tan solo a la del rey, y se espera mucho de él (1 Corintios 4:2). Sin embargo, aunque debería dar prioridad a los asuntos de la nación, él busca la gloria para sí mismo. Se está haciendo labrar en lo alto de un peñasco una tumba lujosa, comparable a la del rey. Jehová lo observa e inspira a Isaías a dar esta advertencia al mayordomo infiel: “¡Mira! Jehová está arrojándote abajo con arrojamiento violento, oh hombre físicamente capacitado, y está asiéndote a la fuerza. Sin falta te envolverá apretadamente, como una pelota para una tierra ancha. Allí morirás, y allí los carros de tu gloria serán la deshonra de la casa de tu amo. Y yo ciertamente te empujaré de tu posición; y de tu puesto oficial uno te derrocará” (Isaías 22:17-19). Por ser tan egocéntrico, Sebná no tendrá ni siquiera una tumba corriente en Jerusalén, sino que será arrojado, como se lanza una pelota, para que muera en una tierra lejana. Estas palabras encierran una advertencia para quienes tienen alguna autoridad en el pueblo de Dios. Si alguien abusa del poder, perderá su autoridad, y posiblemente, Jehová lo alejará de sí.

18. ¿Quién reemplazará a Sebná, y qué significa el hecho de que reciba el traje oficial de este y la llave de la casa de David?

18 Pero ¿cómo se quitará a Sebná de su posición? Jehová explica mediante Isaías: “En aquel día tiene que ocurrir que yo ciertamente llamaré a mi siervo, a saber, a Eliaquim el hijo de Hilquías. Y ciertamente lo vestiré con tu traje talar, y tu banda se la ceñiré firmemente en derredor, y daré tu dominio en su mano; y él tiene que llegar a ser un padre para el habitante de Jerusalén y para la casa de Judá. Y yo ciertamente pondré la llave de la casa de David sobre su hombro, y él tendrá que abrir sin que nadie cierre, y tendrá que cerrar sin que nadie abra” (Isaías 22:20-22). Eliaquim reemplazará a Sebná y recibirá el traje oficial de mayordomo, así como la llave de la casa de David. La Biblia emplea el término llave como símbolo de autoridad, gobernación o poder (compárese con Mateo 16:19). En la antigüedad, el consejero del rey al que se le confiaban las llaves podía tener a su cargo la supervisión general de los aposentos reales, e incluso escoger los candidatos para el servicio del monarca (compárese con Revelación 3:7, 8). Por consiguiente, el puesto de mayordomo es importante, y se exige mucho de quienes lo ocupan (Lucas 12:48). Puede que Sebná sea competente, pero Jehová lo reemplazará por ser infiel.

Dos clavijas simbólicas

19, 20. a) ¿Cómo resultará ser Eliaquim una bendición para su pueblo? b) ¿Qué les ocurrirá a quienes sigan apoyándose en Sebná?

19 Por último, Jehová utiliza un lenguaje simbólico para describir el traspaso de poderes de Sebná a Eliaquim. Declara: “Ciertamente lo clavaré [a Eliaquim] como una clavija en un lugar duradero, y tendrá que llegar a ser como trono de gloria a la casa de su padre. Y tendrán que colgar de él toda la gloria de la casa de su padre, los descendientes y los retoños, todas las vasijas de las pequeñas, las vasijas de forma de tazón así como todas las vasijas de los jarros grandes. En aquel día —es la expresión de Jehová de los ejércitos— la clavija [Sebná] que está clavada en un lugar duradero será quitada, y tendrá que ser hacheada y tendrá que caer, y la carga que está sobre ella tendrá que ser cortada, porque Jehová mismo lo ha hablado” (Isaías 22:23-25).

20 La primera clavija que se menciona en estos versículos es Eliaquim, quien se convertirá en un “trono de gloria” para la casa de su padre, Hilquías. A diferencia de Sebná, no mancillará la casa ni la reputación de su padre. Será un apoyo duradero para las vasijas de la casa, es decir, para los demás servidores del rey (2 Timoteo 2:20, 21). En contraste, la segunda clavija es Sebná. Tal vez parezca firme, pero será arrancado, y cualquiera que siga buscando apoyo en él caerá.

21. Al igual que a Sebná, ¿a quién se ha reemplazado en tiempos modernos, por qué motivo, y a quién se ha colocado en su lugar?

21 El caso de Sebná nos recuerda que, entre quienes afirman adorar a Dios, los que aceptan privilegios de servicio deben utilizarlos para servir a los demás y para la alabanza de Jehová. No deben emplear su posición para enriquecerse o conseguir prominencia personal. La cristiandad, por ejemplo, hace mucho que se adjudica el puesto de mayordomo nombrado, de representante de Jesucristo en la Tierra. Sin embargo, sus líderes han deshonrado al Creador acumulando para sí riquezas y poder, tal como Sebná deshonró a su padre buscando su propia gloria. Por consiguiente, Jehová destituyó a la cristiandad en 1918, cuando llegó el momento de que comenzara el juicio “con la casa de Dios”. Identificó a otro mayordomo —“el mayordomo fiel, el discreto”— y lo nombró sobre la casa de Jesús en la Tierra (1 Pedro 4:17; Lucas 12:42-44). Esta clase compuesta ha demostrado que es digna de poseer “la llave” real de la casa de David. Como “una clavija” confiable, ha resultado ser un apoyo seguro para las diferentes “vasijas”, cristianos ungidos que tienen distintas responsabilidades y que buscan en ella su sustento espiritual. Las “otras ovejas”, a semejanza del ‘residente forastero que estaba dentro de las puertas’ de la antigua Jerusalén, también dependen de esta “clavija”, el Eliaquim del día moderno (Juan 10:16; Deuteronomio 5:14).

22. a) ¿Por qué fue oportuno el reemplazo de Sebná como mayordomo? b) En tiempos modernos, ¿por qué fue oportuno el nombramiento del “mayordomo fiel, el discreto”?

22 Eliaquim reemplazó a Sebná cuando Senaquerib y su ejército amenazaban a Jerusalén. De igual modo, se ha nombrado al “mayordomo fiel, el discreto”, para que desempeñe su función durante el tiempo del fin, que concluirá cuando Satanás y sus huestes lancen un ataque final contra “el Israel de Dios” y sus compañeros de las otras ovejas (Gálatas 6:16). Tal como en los días de Ezequías, este ataque terminará en la destrucción de los enemigos de la justicia. Así como los habitantes fieles de Jerusalén sobrevivieron a la invasión asiria de Judá, quienes se apoyen en la “clavija [clavada] en un lugar duradero”, el mayordomo fiel, sobrevivirán. Es sensato, por tanto, no aferrarse a la desacreditada “clavija” de la cristiandad.

23. ¿Dónde hallamos a Sebná más adelante, y qué aprendemos de ello?

23 ¿Qué le sucede a Sebná? No tenemos constancia de cómo se cumplió la parte de la profecía respecto a él que aparece en Isaías 22:18. Sebná se asemeja a la cristiandad en que se ensalza y cae en desgracia. Sin embargo, posiblemente aprendiera de la disciplina recibida. En eso difiere mucho de la cristiandad. Cuando el asirio Rabsaqué exige la rendición de Jerusalén, el nuevo mayordomo de Ezequías, Eliaquim, encabeza la delegación que va a reunirse con él. Sin embargo, Sebná está a su lado como secretario del rey. Es evidente, pues, que aún se halla al servicio del monarca (Isaías 36:2, 22). Su caso constituye una magnífica lección para quienes pierden un puesto de servicio en la organización de Dios. En vez de amargarse y resentirse, hacen bien en seguir sirviendo a Jehová en cualquier función que él estime conveniente (Hebreos 12:6). De ese modo evitarán el desastre que le sobrevendrá a la cristiandad y disfrutarán del favor y la bendición de Dios por toda la eternidad.

[Notas]

a En el año 66 E.C., muchos judíos se alborozaron cuando los ejércitos romanos que sitiaban Jerusalén se retiraron.

b Según Josefo, historiador del siglo primero, el hambre que padeció Jerusalén en 70 E.C. fue tan intensa que la gente comió cuero, hierba y heno. Se sabe de un caso en el que una madre asó a su propio hijo y se lo comió.

c “La pantalla de Judá” también podría ser alguna otra cosa que protegiera la ciudad, como fortalezas con soldados acuartelados y arsenales, por ejemplo.

[Preguntas del estudio]

[Ilustración de la página 231]

Cuando Sedequías huye, lo capturan y lo dejan ciego

[Ilustración de las páginas 232 y 233]

Los judíos atrapados en Jerusalén tienen un porvenir sombrío

[Ilustración de la página 239]

Ezequías hace de Eliaquim “una clavija [clavada] en un lugar duradero”

[Ilustración de la página 241]

Como Sebná, muchos líderes de la cristiandad han deshonrado al Creador acumulando riquezas

[Ilustraciones de la página 242]

En tiempos modernos se ha nombrado sobre la casa de Jesús a la clase del mayordomo fiel