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Se ofrecieron para ayudar en Bulgaria

Se ofrecieron para ayudar en Bulgaria

 En Bulgaria, los testigos de Jehová están muy ocupados enseñando a otros la verdad sobre Dios y su Palabra, la Biblia. Para ayudarlos, cientos de Testigos de otros países se han mudado a Bulgaria desde el año 2000. ¿A qué retos se enfrentan quienes van a predicar a otro país? ¿Vale la pena el esfuerzo? Esto es lo que dicen algunos que se mudaron a Bulgaria.

Se pusieron la meta

 “Siempre quisimos ir a otro país a ayudar”, dice Darren, quien antes vivía en Inglaterra. “Después de casarme con Dawn, nos mudamos a Londres para predicar a las personas que hablan ruso. En varias ocasiones, hicimos planes para irnos a vivir a otro país, pero, por una razón u otra, nunca pudimos. Casi nos habíamos dado por vencidos, pero luego un amigo nos ayudó a ver que nuestras circunstancias habían cambiado y que podíamos conseguir nuestra meta”. Darren y Dawn empezaron a buscar un país donde hubiera más necesidad de maestros de la Biblia y al que ellos pudieran ir. En el 2011, se mudaron a Bulgaria.

Darren y Dawn

 Ver la alegría de quienes se han mudado a otras partes del mundo ha animado a algunos que al principio no tenían esa meta. “Conocí a Testigos muy entusiastas que servían en Sudamérica y África, y eran muy felices”, comenta Giada, quien vivía en Italia con Luca, su esposo. “Las experiencias que contaban y su alegría me llegaron al corazón, y eso me motivó a cambiar mis metas en el servicio a Jehová”.

Luca y Giada

 Tomasz y Veronika, quienes vivían en la República Checa con sus dos hijos, Klara y Mathias, se fueron a vivir a Bulgaria en el 2015. ¿Por qué decidieron hacer ese cambio? Tomasz contesta: “Analizamos con cuidado el ejemplo de otros que ya lo habían hecho, incluidos algunos familiares. También pensamos mucho en algunas experiencias que habían tenido. Nos impresionaba ver su alegría y hablábamos mucho sobre eso en casa”. Ahora esta familia es muy feliz predicando en su nuevo hogar, la ciudad de Montana, en Bulgaria.

Klara, Tomasz, Veronika y Mathias

 Linda es otra Testigo que se mudó a Bulgaria. Ella menciona: “Hace muchos años visité Ecuador y conocí a Testigos que se habían ido allí a predicar. Eso me hizo pensar que quizás algún día yo también podría servir donde se necesita más ayuda”. Petteri y Nadja, un matrimonio de Finlandia, también se fijaron en el ejemplo de otros. Ellos cuentan: “En nuestra congregación, había publicadores de experiencia que se habían mudado a otros lugares para enseñar a la gente lo que la Biblia dice. Siempre hablaban con mucho entusiasmo de aquella época y decían que habían sido los mejores años de sus vidas”.

Linda

Nadja y Petteri

Se prepararon

 Es importante que quienes quieren servir en otro país lo planifiquen bien (Lucas 14:28-30). Nele, de Bélgica, dice: “Cuando empecé a plantearme en serio lo de irme a otro país, oré sobre el asunto y busqué artículos en nuestras publicaciones que hablaran de ese tema. Los estudié y traté de ver qué cosas tenía que hacer para poder mudarme”.

Nele (a la derecha)

 Kristian e Irmina son de Polonia, pero viven en Bulgaria desde hace más de nueve años. Mirando atrás, reconocen que les fue muy útil servir en un grupo de habla búlgara en Polonia antes de mudarse. Estar en el grupo los animó y los ayudó a aprender el idioma. Ellos dicen: “Vimos claramente que, cuando te haces disponible, Jehová cuida de ti y te da lo que necesitas. Experimentar eso es maravilloso. Cuando le dices a Jehová ‘¡Aquí estoy yo! ¡Envíame a mí!’, puedes hacer cosas que jamás hubieras imaginado” (Isaías 6:8).

Kristian e Irmina

 Reto y Cornelia, que son de Suiza, decidieron llevar una vida más sencilla para poder ahorrar y estar preparados para irse. Ellos cuentan: “Un año antes de mudarnos, fuimos a Bulgaria una semana para tener una idea de cómo era el país. Allí pudimos conversar con una pareja de misioneros que nos dio consejos muy prácticos”. Reto y Cornelia siguieron las sugerencias que les dieron, y ahora llevan más de 20 años en Bulgaria.

Cornelia y Reto con sus hijos, Luca y Yannik

Superaron los obstáculos

 Los que se mudan a otro país tienen que adaptarse a nuevas circunstancias que no siempre son fáciles (Hechos 16:9, 10; 1 Corintios 9:19-23). Una de las cosas más difíciles para muchos es aprender el idioma. Luca, a quien mencionamos antes, dice: “Siempre nos ha gustado comentar con nuestras propias palabras en las reuniones, pero al principio incluso preparar un comentario sencillo en búlgaro nos resultaba difícil. Nos sentíamos como si fuéramos niños. Aunque, a decir verdad, los comentarios de los niños de la congregación eran mucho mejores”.

 Ravil, de Alemania, cuenta: “Aprender el idioma fue agotador. Pero no dejaba de recordarme a mí mismo: ‘No te lo tomes tan en serio y ríete de tus errores’. No veía los obstáculos como un problema, sino como parte de mi servicio sagrado a Jehová”.

Ravil y Lilly

 Linda, mencionada antes, dice: “Soy un desastre para los idiomas, y el búlgaro no es nada fácil. Así que muchas veces pensé en rendirme. Cuando no puedes hablar con nadie y no entiendes lo que te dicen, te sientes muy sola. Pero, para mantener fuerte mi amistad con Jehová, lo estudiaba todo en sueco, mi lengua materna. Con el tiempo, gracias a lo mucho que me ayudaron los hermanos, logré superar la barrera del idioma”.

 Otro obstáculo puede ser la nostalgia, pues quienes se mudan dejan atrás a familia y amigos. “Al principio me sentía sola”, comenta Eva, quien se mudó a Bulgaria con su esposo, Yianis. “Pero tratamos de hablar regularmente con nuestra familia y nuestros amigos. También hemos hecho nuevos amigos aquí”.

Yianis y Eva

 Robert y Liana, un matrimonio de Suiza, cuentan otros retos a los que se enfrentaron: “Para nosotros fue difícil tanto la cultura como el idioma. Y no estábamos preparados para los inviernos tan fríos de aquí”. Sin embargo, tener una actitud positiva y sentido del humor ha ayudado a esta pareja a servir fielmente en Bulgaria durante los últimos 14 años.

Robert y Liana

Valió la pena

 Lilly cuenta por qué recomienda ir a predicar a un lugar donde hace falta más ayuda: “Me ha permitido ver la mano de Jehová de formas que quizás nunca habría visto en mi país. Aquí puedo hacer más cosas para ayudar a los demás y eso me acerca más a Jehová y hace que me sienta más satisfecha y alegre”. Ravil, su esposo, está de acuerdo con ella. Él dice: “No hay vida mejor. Es una oportunidad única de conocer a hermanos entusiastas de varios países que tienen mucha experiencia como maestros de la Biblia. He aprendido mucho de ellos”.

 El deseo de ayudar y hacerse disponibles de muchos hermanos ha resultado en que se prediquen “las buenas noticias del Reino [...] en toda la tierra habitada” (Mateo 24:14). Gracias a su buena disposición, quienes se han mudado a Bulgaria han visto que Jehová les ha concedido los deseos de su corazón y ha hecho que todos sus planes tengan éxito (Salmo 20:1-4).