PREDICAMOS Y ENSEÑAMOS POR TODA LA TIERRA
África
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PAÍSES Y TERRITORIOS: 58
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CURSOS BÍBLICOS: 3.516.524
Siguieron a su maestro
José es un joven precursor que vive a las afueras de Luanda, la capital de Angola. Es maestro en una escuela que queda cerca de un Salón del Reino. Sus 86 alumnos lo admiran y respetan mucho porque, además de ser un buen maestro, se comporta como un buen cristiano. Como la reunión de entre semana es a las cuatro de la tarde, ese día tiene permiso para marcharse
antes del trabajo. Así que se va directo de la escuela al Salón del Reino.Algunos alumnos se preguntaban por qué José salía más temprano y adónde iba. Un día, la curiosidad llevó a dos de ellos a seguirlo y quedarse en la reunión. Poco después, otros tres estudiantes fueron al salón y vieron a José presentar un discurso en la Reunión de Servicio. Enseguida se corrió la voz entre los demás estudiantes. De modo que en las siguientes semanas, el número de alumnos que asistió a las reuniones pasó de 5 a 21. Los hermanos les ofrecieron cursos de la Biblia a todos, y la mayoría aceptó. Cuando los estudiantes se llevaron publicaciones a la escuela, más chicos empezaron a interesarse y a ir a las reuniones. Para cuando terminó el año escolar, 54 de los 86 alumnos habían estado en alguna reunión. José informó que 23 de ellos siguen yendo a las reuniones y están progresando muy bien en sentido espiritual.
¿Más territorio?
Cuando Joseph y Evezi, que son precursores especiales, llegaron a su nuevo destino en Nigeria, varios publicadores les dijeron desanimados: “Nos hace falta más territorio. El que tenemos ya lo hemos predicado mucho”. ¿Qué harían los precursores? Al cabo de un año, Joseph informó a la sucursal: “Estamos venciendo el prejuicio y la apatía de la gente aunque predicamos el territorio todos los días de la semana. Salimos al ministerio con un reproductor de DVD y les enseñamos
videos a niños, adolescentes y adultos. Como resultado, cada mes, mi esposa y yo estudiamos la Biblia con 18 personas, y hay veces que no damos abasto para atenderlas a todas. Los niños no dejan de pedirnos que les enseñemos los videos de Caleb”.Piden ayuda desde una isla
En abril de 2014, la sucursal de la República Democrática del Congo recibió una carta conmovedora que
escribió un grupo de pescadores de la isla de Ibinja, que se encuentra en el lago Kivu. Estos pescadores salen de la isla para hacer negocio en ciudades vecinas. En uno de sus viajes a la ciudad de Bukavu, unos testigos de Jehová les predicaron y les dieron una Biblia y algunas publicaciones.A los pescadores les gustó lo que leyeron, y se pusieron a contarles a otros isleños lo que habían aprendido. Como tantos se interesaron en estudiar la Biblia, los pescadores enviaron a uno de ellos para que volviera a Bukavu en busca de los Testigos y los invitara a ir a la isla. Pero el hombre no encontró a los hermanos, así que escribió una carta a la sucursal en la que decía: “Por favor, envíen a algunos Testigos para que nos enseñen la Biblia y cómo vivir para siempre. Tenemos sitio donde alojarlos. Yo ofrezco mi terreno para construir una iglesia. Por los textos bíblicos que aparecen en sus publicaciones nos hemos dado cuenta de que los curas y los pastores nos enseñan mentiras. Así que estamos convencidos de que hemos hallado la religión verdadera. Mucha gente de Ibinja quiere estudiar la Biblia y hacerse testigo de Jehová”.
La carta indicaba que había unas cuarenta personas interesadas en aprender la verdad. En la isla viven más de 18.000 personas, pero ninguna es testigo de Jehová. La sucursal envió de inmediato a dos precursores especiales que hablan el idioma local.
Un pastor toma una decisión importante
“No me voy a perder ni una Conmemoración más.” Esto fue lo que dijo el pastor de una conocida iglesia protestante de Sudáfrica. ¿Por qué asistió este religioso
a la Conmemoración en abril de 2014? Todo empezó cuando dos hermanos de diferente raza tocaron a su puerta mientras predicaban. Sabían que probablemente el pastor no querría hablar con ellos, como en otras ocasiones. Adaine, uno de los hermanos, explica lo que pasó: “Para nuestra sorpresa, abrió la puerta y nos hizo pasar. Estuvimos un buen rato hablando. Le había sorprendido ver a un hombre blanco predicando en un sector de gente negra y que hablara con él en su propio idioma. El pastor aceptó un curso bíblico”.Adaine continúa: “El hombre había sido misionero y pastor por más de cuarenta años, pero tuvo que esperar a tener 80 años de edad para encontrar respuestas a sus preguntas. Le encanta el libro Ejemplos de fe. Cuando estudiamos, memoriza algunas ideas para usarlas en sus sermones. En una ocasión, les mostró a los feligreses el libro ¿Qué enseña realmente la Biblia? y les dijo: ‘Si los testigos de Jehová vienen a su casa con este libro, escúchenlos, porque el libro está lleno de tesoros espirituales’”.
El pastor le contó a Adaine que los líderes de su iglesia lo habían reprendido y le habían advertido que no hablara de los testigos de Jehová en sus sermones. Así que no sabía qué hacer. Adaine se acordó de la historia de un predicador laico de Myanmar que salió publicada en el Anuario de los testigos de Jehová 2013. Cuando se la leyó, el pastor dijo: “¡Parece que está hablando de mí! Tengo que tomar una decisión muy importante, y no voy a posponerla más”.
El pastor asistió por primera vez a la Conmemoración el 14 de abril de 2014, y fue entonces cuando dijo que nunca más se la perdería. También ha dicho que está resuelto a cortar todo vínculo con la religión falsa.
Predican en las plantaciones de cacao
Baffour y Aaron son precursores especiales en Bokabo, una región del oeste de Ghana conocida por el cultivo del cacao. Tienen un territorio de predicación muy extenso con casitas a las que solo se llega por los angostos y serpenteantes senderos que atraviesan las plantaciones. Es muy fácil perderse. Un día, en vez de ir por el camino de siempre, los precursores decidieron tomar otro sendero, que los llevó a unas chozas donde nunca habían ido a predicar. En una de ellas conocieron a Michael y su esposa, Patience, quienes mostraron interés en el mensaje y aceptaron con gusto un curso bíblico. Tiempo después, Michael les explicó: “Dejamos de ir a la iglesia hace dos años porque vimos cosas que no coincidían con lo que la Biblia enseña. Desde entonces, cada noche estudiamos la Biblia juntos para hallar respuestas a nuestras preguntas. Hemos estado pidiendo a Dios que alguien nos ayude a encontrar la verdad”. Aunque para llegar a las reuniones tienen que recorrer largas distancias entre plantaciones, comenzaron a asistir de inmediato. El año pasado se bautizaron y emprendieron el precursorado regular. Ahora Michael y Patience también recorren los recónditos senderos entre las plantaciones de cacao con el objetivo de encontrar a personas que, como hicieron ellos, están orando para que “alguien [los] ayude a encontrar la verdad”.